“Los malos gobernantes son elegidos por buenos ciudadanos que no votan”.

G.J. Nathan

 

En los últimos meses se ha señalado con insistencia, en todos los medios y foros posibles, la importancia que tienen los ciudadanos que hoy se abstienen de votar, y en más de una ocasión se les señala como responsables de algunos resultados electorales recientes; por ejemplo, el Estado de México. Creo que eso no es necesariamente ni cierto ni justo.

Vemos las consecuencias del abstencionismo, pero no analizamos las causas y la principal es la incredulidad total de los ciudadanos en los partidos políticos y sus representantes. Con especial énfasis se señala a los jóvenes a los que se les acusa de desidia y falta de interés en la democracia. ¿Pero no han sido estas generaciones las que han presenciado la total descomposición del sistema político?

El rango de edad de “estos jóvenes” oscila entre los 18 y 39 años, en ellos se concentra 48% de la lista nominal (3/III/04) y, es verdad, más de 50% de ellos se abstiene de votar. Por esto me permito dirigirme a los abstencionistas sin señalamientos ni prejuicios.

¿Va a mejorar la clase política mexicana si votan el 2 de junio? No tengo ni la menor idea, pero sí puedo asegurarles que si no lo hacen es muy probable que empeore. Y mucho.

El 2 de junio, con las actuales tasas de abstencionismo, podríamos pensar en una participación electoral de 55% y si alguna de las candidatas gana con 50% de los votos querrá decir que la próxima Presidenta tendrá una representatividad máxima de 27.5% de los ciudadanos.

¿Puede gobernarse un país como México dónde 72.5% de los ciudadanos no se sientan representados por su próxima Presidenta?

Hoy, todos seguimos gozando de muchas libertades que la Constitución nos garantiza, inclusive la libertad de abstenerse.

Los gobiernos autocráticos y las dictaduras surgidas de procesos democráticos, siempre han llegado al poder con el voto de las minorías, así terminan imponiéndose por varios caminos; polarizando a la sociedad para atomizar la fuerza de las mayorías, con el apoyo de los militares o comprando la voluntad de los ciudadanos a punta de billetazos.

Hay que recordar que AMLO ganó con 53% de los votos y una participación de 62%, o sea 32.8% de representatividad, con eso ha impuesto una de las presidencias más autoritarias de la historia de México.

El porcentaje de gobernadores reprobados en el país es escandaloso (más de 80%) y muchos de ellos han sido electos con niveles de participación inferiores a 40%. ¿Tenemos los gobernantes que nos merecemos? No. Tenemos los gobernantes que nosotros permitimos al no votar. La única solución posible es no repetir el mismo error.

Esta elección presidencial es en realidad un referéndum al sistema político mexicano. ¿Queremos seguir con esta sucesión interminable de pésimos gobiernos? Una decisión de esta trascendencia no puede ser decidida sólo por un tercio de los electores, está en juego el futuro de todos los mexicanos.

En la votación del 2 de junio decidiremos si continuará la convivencia intolerable con el crimen organizado, que se ha apoderado de aquellos espacios que los gobiernos elegidos con una minoría ridícula les han cedido. No van a desaparecer por la votación, pero lo tendrán mucho más complicado con gobiernos fuertes y bien representados.

Queridas y queridos jóvenes abstencionistas, las próximas elecciones no pueden cambiar el pasado, pero sí les pueden ofrecer un mejor futuro. ¿Tienes algo mejor que hacer el 2 de junio? Piénsalo, no habrá una segunda oportunidad.

 

@Pancho_Graue

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