Es de populistas alertar sobre los peligros y problemas que solo ellos, desde el poder, son capaces de crear.

Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador siembra entre sus seguidores aquello del “golpe de Estado técnico” o “fraude electoral”, deja ver sus temores, quizá ya fundados, de que no tiene tan seguro el triunfo electoral en los comicios del próximo 2 de junio.

Está en los manuales de propaganda, el Presidente busca crear una sospecha y una línea discursiva para su feligresía y responsabiliza por adelantado al Poder Judicial de un revés por su marcado intervencionismo.

En la práctica, el tribunal el encargado de lo electoral parece altamente cargado hacia la causa del régimen, quizá se adelanta a que sea tan flagrante la violación de las leyes que ni sus allegados pudieran negarlo.

Entonces, en esas palabras, prevé que sea tal el cúmulo de violaciones electorales que ni un tribunal a modo lo pudiera soslayar y se tuviera que proceder a la nulidad de las elecciones, él ya tiene de antemano su narrativa preparada.

Pero también en esas expresiones presidenciales el propio López Obrador adelanta lo que siempre se ha tenido como certeza de él como candidato y ahora como Presidente, nunca será capaz de reconocer una derrota en las urnas.

Hasta antes del inicio de este siglo los ciudadanos tomaban como práctica normal que hubiera un partido de Estado que gobernara sin contrapesos y resolviera de manera interna el relevo presidencial.

Pero también es un hecho que, en este país, 83 millones de personas, el 60 por ciento de la población, llegó a la edad adulta, México ya vivía condiciones democráticas regulares, con un poder dividido, con alternancia y ya lejos del autoritarismo del viejo PRI.

Por lo que una mayoría de mexicanos no sabe lo que es vivir bajo la hegemonía del partido único. Vamos, hasta en el viejo sistema había reglas de sucesión y respeto a las instituciones que hoy están rotas.

México es un país de alternancias partidistas, que tiene que evolucionar hacia el diálogo político entre fuerzas diferentes y no caer en un esquema donde una sola persona pretenda decidir el rumbo de todo el país.

Ya son varias las referencias presidenciales que dejan ver ese temor de no tener tan seguro un triunfo electoral. Ya aceptó que la Ciudad de México se derechizó y prácticamente la dio por perdida y sus expresiones de golpe técnico dejan ver esos miedos.

Además, el pulso autoritario del régimen actual ya llamó la atención del mundo que abiertamente expresa sus preocupaciones sobre el futuro de la democracia mexicana y eso claro que no le gusta al Presidente y a su clon electoral.

México es tema internacional por su democracia y por los niveles de violencia y es justo ese dominio en muchas áreas del país del crimen organizado otro asunto de preocupación electoral.

Hay que ponerles atención a todas las señales en torno a las elecciones y tener en cuenta que la única arma ciudadana que tenemos para mantener nuestra democracia es justamente el voto.

 

     @campossuarez