Si las piezas estratégicas se siguen colocando como se advierte de manera previsible, entonces el próximo Presidente de Estados Unidos será nada menos que el expresidente Donald Trump y con él llegarán nuevas oleadas de presiones en modo imperiales sobre el próximo Gobierno mexicano.

Aunque faltan las elecciones de noviembre en EU, las primarias del supermartes y el informe presidencial de Joseph Biden dejaron más o menos las tendencias de votos con cinco puntos a favor de Trump y sobre ese escenario hay que interpretar las expectativas.

El primer punto es el hecho de que la próxima presidenta de México será mujer y Trump ha demostrado que a veces es más machista que racista y eso es ya mucho decir. Esto lo trae desde el fondo de su alma, lo cual implica que ni siquiera tiene tiempo para racionalizar su cargo para tratar con políticas mujeres de otros países. La alemana Angela Merkel lo padeció.

El otro punto es que al machismo del poder se uniría el de género para el trato con un México gobernado por una mujer, y destacar desde ahora que Trump quiso lanzar misiles sobre posiciones del narco en zonas urbanas mexicanas, ha insistido en mandar a los marines a territorio mexicano para perseguir a los capos de la droga y ha usado de manera arbitraria la amenaza de aranceles para que nuestro país sea un socio menor y obediente en materia migratoria.

El presidente López Obrador supo lidiar con Trump aplicando estrategias de elusión, pero al final de cuentas el poder estadounidense fue inmenso y desde la Casa Blanca obligaron a la toma de decisiones mexicanas que contradecían el espíritu humanitario de la migración.

La candidata oficial Claudia Sheinbaum Pardo no ha tenido oportunidad de dar un planteamiento directo sobre Trump, pero la candidata opositora Xóchitl Gálvez Ruiz ya ha estado en el territorio estadounidense para buscar cobijo político.

 

Zona Zero

  • En las próximas semanas el tema central parece ser que ya no será si Trump va a ganar las elecciones, sino tratar de adivinar quién será su candidato a la vicepresidencia. Y hay un indicio que no hace sino complicar el panorama de las relaciones con México: el ultrarracista gobernador texano, Greg Abbott, pudiera ser el vicepresidente de Trump como un mensaje de que la prioridad fundamental de la agenda del próximo Gobierno republicano será aplastar a México en materia de migración y seguridad.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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