Las personas mexicanas que viajen a Canadá deberán contar con una visa canadiense o una Autorización Electrónica de Viaje (eTA)
 

La interacción entre México y Canadá en el ámbito turístico ha experimentado cambios significativos recientemente, desencadenando un debate sobre las políticas de reciprocidad en los requisitos de viaje.

Pero, ¿es esta realmente la mejor estrategia para México, considerando la importancia del turismo en su economía? ¿Y cuál sería el impacto real de aplicar medidas recíprocas en la relación entre ambos países?

Según Concanaco Servytur los principales países emisores de turistas entre enero y septiembre del año pasado han sido, Canadá y Colombia. Entre los tres sumaron el 77% del total de visitantes que llegaron a México en ese periodo.

La decisión de Canadá de reintroducir el requisito de visa para los ciudadanos mexicanos a partir del 29 de febrero de 2024, ha generado preocupación tanto para viajeros como para estrategias nacionales enfocadas en el turismo. ¿Es esta una medida proporcional y justificada basada en las preocupaciones expresadas, o refleja un enfoque unilateral que no considera completamente las consecuencias económicas y sociales?

En el contexto actual, México se encuentra en una encrucijada crucial debido a la importancia del turismo en su economía, especialmente el proveniente de países como Estados Unidos y Canadá. ¿Qué acciones pueden tomar los responsables de la política turística mexicana para mitigar los efectos negativos de estas nuevas regulaciones canadienses sin perjudicar la llegada de turistas de dicho país?

Los datos entre enero y septiembre del presente año demuestran que los turistas de estos dos países representan una proporción significativa del total de visitantes. Ante este panorama, ¿debería México considerar otras estrategias para diversificar sus mercados turísticos y reducir la dependencia de unos pocos países emisores?

Este incremento en la llegada de turistas canadienses destaca su relevancia para el sector turístico mexicano, particularmente para los destinos de sol y playa. Pero, ¿cómo puede México asegurar que los beneficios del turismo se distribuyan de manera más equitativa y sostenible a lo largo del tiempo, especialmente en comunidades locales que dependen en gran medida de esta industria?

La reciente medida adoptada por Canadá, impulsada por un aumento en las solicitudes de asilo, ha complicado el panorama. ¿Cuál es el equilibrio adecuado entre la seguridad y la facilitación turística en este contexto de políticas de inmigración cada vez más estrictas?

La situación exige un análisis cuidadoso y una respuesta equilibrada. ¿Podría México emplear medidas alternativas que promuevan la cooperación y el entendimiento mutuo, en lugar de optar por la reciprocidad como primer recurso?

En conclusión a México no le conviene imponer reciprocidad a los turistas canadienses, pero ¿cómo puede entonces abordar eficazmente las preocupaciones legítimas sin comprometer su industria turística? ¿Y qué pasos se pueden dar para asegurar un diálogo constructivo con Canadá, evitando al mismo tiempo que se erosione la confianza mutua y la colaboración en turismo a largo plazo?

 

Veremos cómo se resuelve este dilema.