SIN DESCANSO. Lorena Gutiérrez quiere justicia para su hija Fátima Quintana, quien fue asesinada hace nueve años; ayer se manifestó en contra de la reducción de sentencias.
Foto: Cuartoscuro | SIN DESCANSO. Lorena Gutiérrez quiere justicia para su hija Fátima Quintana, quien fue asesinada hace nueve años; ayer se manifestó en contra de la reducción de sentencias.  

A un año del feminicidio de Teresa de Jesús, de sólo 23 años, en Chimalhuacán, Estado de México, su madre Adriana Vera Moctezuma exige justicia para su hija, pues el presunto responsable no ha sido sentenciado, a pesar de las pruebas y del testimonio de su pequeño, quien ahora testigo protegido.

No descansaré hasta que a mi hija se le haga justicia y el delito no quede impune, dijo Vera Moctezuma, al referirse a la situación de Juan Antonio, quien fue detenido un día después del crimen y recluido en el penal Neza Bordo.

Teresa de Jesús murió la mañana del 22 de febrero del 2023, en su casa de la calle Nácar del barrio Transportistas en Chimalhuacán. El certificado del médico forense concluyó que la causa de su deceso fue “asfixia mecánica en su modalidad de estrangulación armada”.

Ella se sumó a la estadística del municipio, el segundo con más casos de feminicidio en el Edomex, que en 2023 acumuló 89 delitos de este tipo, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

DOS NIÑOS EN ORFANDAD 

La joven dejó huérfanos a Toñito, de seis años, y a Teresita, de apenas dos años y dos meses.

La Fiscalía de Feminicidios del Estado de México admitió la declaración de Toñito –hoy de siete años y tres meses– en calidad de testigo protegido, en la audiencia del pasado 1 de febrero, donde el pequeño narró cómo su padre ahorcó en la cocina a su mamá y que inconsciente, la arrastró hasta la sala y la dejó recostada en un sillón.

En su testimonio, el menor recordó que su padre les dijo a su hermanita y a él, que ahí dejaría a su mamá hasta que despertara, le puso llave a la puerta y se fue a trabajar a la Ciudad de México.

Cerca de las 16:00 horas de ese 22 de febrero, Juan Antonio regresó del trabajo, encontró a Teresa tal y como la había dejado en el sillón de la sala.

Toñito aseguró que su padre se puso muy nervioso y se colocó mucho papel higiénico en las manos. “Tu mamá no despierta”, le dijo. Fue cuando decidió salir de la casa, cruzar la calle y tocar la casa de Adriana.

Ella recuerda que Juan Antonio, muy alterado, le dijo que Teresa no despertaba, que estaba inconsciente y que había atentado contra ella misma.

Avisaron a la policía, que llegó en poco minutos al domicilio donde había ocurrido el crimen.

Paramédicos de rescate municipal constataron la muerte de la joven mujer y la ambulancia del forense la trasladó al anfiteatro para la necropsia de ley.

La causa de muerte: “Asfixia mecánica en su modalidad de estrangulación armada”.

LAS PRUEBAS

Adriana Vera dijo que además del certificado del médico forense, también se aportaron los videos de las cámara de seguridad instaladas en su casa, que registraron la hora en que salió y regresó Juan Antonio a la vivienda.

Pronto, la versión que él dio al ministerio público sobre un posible suicidio de Teresa fue desechada. Cayó en contradicciones y fue detenido y trasladado al reclusorio del penal Neza Bordo por el delito de feminicidio. 

ÚLTIMA AUDIENCIA

En la audiencia del 1 de febrero, cuando declaró Toñito en calidad de testigo protegido –su padre no lo pudo ver pero sí escuchar– los abogados del presunto feminicida quisieron confundir al pequeño haciéndole preguntas como, “¿seguro, todo eso te lo aconsejó tu abuela, verdad?”, narró Adriana.

Sin embargo, la jueza Mónica Osorio apercibió a los defensores de Juan Antonio, que pretendían llevar un juicio abreviado en el cual el detenido se declarara culpable del delito de homicidio y así cumplir una pena de 35 años, para salir libre a los 65.

No obstante, con todos los datos de prueba, los testigos y las agravantes, la Fiscalía insistió en el feminicidio, con el que le darían hasta 70 años de prisión.

La próxima audiencia está programada para el 12 de febrero próximo, en la que declararán las dos hermanas de Teresa, un paramédico y un policía municipal de Chimalhuacán, quienes reforzarán la versión del feminicidio.

“Lo único que exijo es que se le haga justicia a mi hija y a mis nietos, que no sea un feminicidio más como tantos otros, que hay en Chimalhuacán y en el Estado de México, que quedan impunes o que cuando los cumples sales a los pocos años de estar en prisión”, dijo Adriana.

“Dejó traumados a mis nietos, más a Toñito, que fue testigo de cómo su padre estranguló a su mamá”, refiere la abuela, quien se hace cargo de los dos pequeños y de todos sus gastos de manutención.

“Mi vida cambió radicalmente, ahora soy madre, otra vez, y no me cuesta nada, lo hago con gusto; tengo que encargarme del cuidado, educación y alimentación de los dos niños, pero, eso sí, no voy a descansar hasta que el homicida de mi hija reciba la pena que merece”, advierte.