Foto: Hugo Salvador / Cerca de la Central de Autobuses del Norte, en la Ciudad de México, permanece un campamento de migrantes, próximos a donde salen unidades hacia la frontera con Estados Unidos.  

Sin recursos para continuar su trayecto, cientos de migrantes permanecen varados a las afueras de la Central de Autobuses del Norte, en la CDMX, pasando los peripecias propias de quien ha dejado todo atrás, pero dispuestos a ganarse unas monedas con las que subsistir mientras reúnen lo necesario para viajar al norte.

En este lugar pasan frío y hambre, pero al menos han dejado atrás el miedo y la muerte que se han señoreado en el infierno verde que es la selva panameña, y sus ojos vuelven a brillar, poco a poco, con la esperanza de alcanzar el sueño americano.

“Vine con otro grupo, pero como tenían plata para su pasaje ya se fueron. Venimos de pueblo en pueblo, durmiendo en las calles. Desde que salimos de casa no sabemos lo que es estar en un hotel, o dormir en una casa. Ni en los refugios, porque están muy llenos. Ahora estamos aquí porque nos quedamos varados, no tenemos dinero, pero los planes son avanzar y llegar hasta EU”, explica Siomara, migrante de Venezuela.

La migrante venezolana ahora es parte de una caravana que descansa bajo los árboles de un camellón, en busca de sombra, junto con otras mujeres y niños, tras llegar a México provenientes de la selva en Panamá.

“Es muy duro. Hay días que nos hemos acostado sin comer, con mi hijo enfermo. Nos ha tocado caminar la selva, en Panamá. Nos robaron allá en la selva. Vienen colombianos, venezolanos, hondureños, también nos hemos encontrado haitianos. Es horrible lo que uno vive y lo que uno ve, peor. En la selva se ven muchas cosas, se ve la muerte”, relató.

Al igual que Siomara, Dana viaja desde Venezuela acompañada de menores: sus cuatro hijas, de 6, y, 9 y 12 años. Permanece a las afueras de la central, en espera de una cita con autoridades migratorias y de reunir el dinero que le permita abordar un camión con rumbo a Monterrey.

“Somos siete y nuestro perro. Mis hijas de 6, 7, 9 y 12 años. Llegamos ayer en la noche. Estamos atorados porque nos robaron. En Venezuela está pasando una situación muy mala. Más que todo yo me salí por la educación de mis hijas. Te pones a pensar como padre en el futuro de los hijos”, mencionó.

Como Dana, cientos de migrantes pernoctan sobre la avenida 100 Metros, con el objetivo de conseguir dinero para abordar uno de los autobuses que ofrecen servicio a dos cuadras de la central, con tarifas más bajas.

“Muchos migrantes se pasaron para acá. Todo esto está lleno de migrantes. Todos ellos quieren llegar a Monterrey. Aquí a dos calles salen los camiones, de segunda. Llegan hasta allá. Son más baratos. En la terminal les sale más caro el pasaje”, explicó un trabajador.

Frente a la Central de Autobuses, el campamento de migrantes sobre Avenida de los 100 metros ha sido retirado, pero vuelto a colocar en las calles aledañas, donde parten los camiones

“Aquí llegaron antier los de Migración. Se hizo un merequetengue, llegaron tres camionetas y de ahí nos supimos. Se quedan a pernoctar, pero los quitan, por eso ves todo el camellón lleno. (Los migrantes) empezaron a llegar como desde diciembre. Ahorita ya es menos. Venían en caravanas. En las tardes vienen camionetas y se paran aquí, trepan a varios y se los llevan al basurero, en Lechería (Estado de México). Se los llevan al tren, a ‘La bestia’”, relató otro trabajador, quien pidió reservar su nombre.

Para José, quien viene desde Honduras, la falta de dinero lo ha hecho valorar la posibilidad de quedarse en México sino consigue pronto el dinero para viajar al norte, siempre que encuentre un trabajo que le permita vivir con dignidad.

“Hemos venido a la voluntad de Dios. Uno viene a estos caminos a sufrir. Nosotros queremos ir a Monterrey, en los camiones. Conseguir un trabajo. Vale mil pesos el boleto hasta Monterrey. ¿De dónde vamos a conseguir para cinco?”.

“Ese es el plan (llegar a EU), pero si yo aquí halló un trabajo para vivir dignamente, para la comida y un techo, yo me quedaría acá en México. Pero aquí no te dan trabajo sin papeles”, lamentó.

Jorge, de Venezuela, permanece en la capital en espera de su familia, que se traslada desde Oaxaca, pues terminaron separados tras cruzar la selva en Panamá.

También relata que si logró cruzar la selva, fue porque pagó al crimen organizado, que mantiene una estructura para aprovechar el flujo migratorio.

“Cobran 300 dólares por persona para poder entrar a la selva. Pero ellos lo protegen a uno hasta la frontera de Panamá, para que no te roben. Es un grupo delictivo bien organizado, si se lesiona un niño ellos lo recogen, tienen campamentos para descansar, venden comida, tienen todo. Nos llevan hasta un sitio que le llaman La Bandera, en la frontera en Panamá”, detalló.

Aunque la mayoría de los migrantes refieren motivos económicos para abandonar su país, hay quienes admiten huir de la violencia y el crimen de sus ciudades.

“Me querían matar, entonces mejor decidí venirme. Allá en Honduras la situación está así. Yo me fui por eso. Huí porque me querían matar, ya me habían amenazado”, confesó un migrante.

FRASES

“Yo venía en grupo con mi familia, con una sobrina, su esposo y sus seis hijos, pero ellos se quedaron atrás. Me dieron un aventón y ellos se quedaron atrás, en Oaxaca. Los voy a esperar aquí para seguir”
Jorge
Migrante venezolano

“Nuestra esperanza es tal vez esta semana ponernos en el semáforo a pedir, o buscar un trabajo para agarrar dinero y ver cómo pagamos nuestros pasajes”
Migrante hondureño

“Estamos esperando viajar en bus. Para viajar nos piden el registro de la cita en EU. Se tramita por el teléfono, es una aplicación. Es como un registro y cuando te aprueban la cita puedes viajar seguro, ya no te molesta nadie”
Dana
Migrante venezolana

“Cruza legal, sí lo hace, sí me simpatizas”

“Tengo algo muy importante que decirles. No crucen la frontera con Estados Unidos, porque puede estar en peligro tu papá, tu mamá, tu tío, el perro, el gato, el perico, todo mundo”, dice el actor Carlos Villagrán, Kiko, en un nuevo comercial de la Embajada de Estados Unidos.

El personaje Kiko, de El Chavo del 8, es muy conocido en toda América Latina, por lo que en el comercial, el actor llama a que quienes buscan llegar a EU crucen de manera “legal, ándale di que sí, ¿qué te cuesta? Y si sí lo haces, sí me simpatizas”.

El comercial está disponible en el perfil de X de la Embajada de Estados Unidos en México.

LEG