El tema de la candidatura de Omar García Harfuch se está convirtiendo en un pesado pasivo para Claudia Sheinbaum.

El exsecretario de Seguridad de la CDMX es visto como “el candidato de Claudia’’ y, pese a que los cuestionamientos sobre el pasado de García Harfuch son dardos para él, el costo se lo cargan a la candidata presidencial morenista.

García Harfuch no tenía posibilidades de ser candidato por la negativa de López Obrador quien no le perdonaba no solo su pasado reciente, sino el ser hijo y nieto de personajes ligados a la persecución de disidentes en los años 60 y 70.

Pero fue convencido por la candidata que recibió como una concesión especial, el sí presidencial.

Hay, sin embargo, muchos morenistas que no lo ven como un candidato “propio’’.

Y menos cuando su nombre sigue apareciendo, sin filtros, entre los conspiradores que “fabricaron’’ la verdad histórica priista sobre el caso de los desaparecidos de Ayotzinapa.

Bastaría una orden de López Obrador para que el fuego amigo cesara, pero esa orden no llegó y probablemente no llegará hasta después del 30 de octubre, cuando se conozca al ganador o ganadora de la encuesta en la CDMX.

Por lo pronto, Es Claudia la responsable.

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¿Alguien ha visto por ahí recientemente a Adán Augusto López Hernández? ¿No?

Quién sabe por dónde andará el exsecretario de Gobernación rumiando aún su cuarto lugar en la encuesta de Morena, incluso por debajo de Gerardo Fernández Noroña.

Después del fallido intento por desplazar a Claudia Sheinbaum como favorita del Presidente, dentro del que fuera el equipo de campaña del exgobernador de Tabasco comenzó el recuento de los daños.

Casi casi por unanimidad, en el equipo se señala como corresponsables de la derrota a dos personajes: el empresario de Aguascalientes, Arturo Ávila, y la diputada chihuahuense Andrea Chávez.

Entre los dos diseñaron una estrategia, si así se le puede llamar, que no solo provocó graves conflictos internos dentro del equipo, sino que también impidió que el precandidato se mostrara más accesible con el pueblo bueno y sabio.

Entre ambos se encargaron de desplazar a César Yáñez, quien tenía el encargo de cuidar al López número dos y quien, finalmente, se hizo a un lado cuando Ávila y Chávez tomaron el control de la precampaña.

Además, los escándalos de Chávez, como la utilización de un avión privado para el transporte de su familia, terminaron por pasarle factura al exsecretario de Gobernación.

Como sea, Ávila seguirá con sus negocios y López Hernández, pues ¿cómo diputado?

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Aunque es un pleito entre particulares, el gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, debería poner atención en la problemática que vive la población de Jasso.

Como sabe, en esa ciudad hidalguense se encuentra una planta productora de cemento de la Cooperativa Cruz Azul, tomada por Federico Sarabia pese a varias resoluciones judiciales que reconocen como presidente de la organización a Víctor Manuel Velázquez Rangel.

Por órdenes de Sarabia, fue cerrado el hospital de la cooperativa “Guillermo Álvarez Macías’’, sin liquidar sueldos ni prestaciones al personal del nosocomio, por lo que varios de ellos presentaron demandas laborales.

El asunto cobró relevancia tras la muerte de la doctora Mirna Lilia Huerta Díaz, quien había interpuesto una demanda solicitando el pago de su trabajo.

Ojo, no se está sugiriendo que quienes despidieron a los trabajadores tengan que ver con este lamentable hecho, sino advirtiendo que la situación podría salirse de control y provocar daños mayores a los habitantes de Jasso si el gobierno deja que el conflicto se eternice.