¡Viva México! Es lo que debemos decir a diario. Como mexicanos debemos comprometernos a sacar adelante a nuestro país, a ser más competitivos, a buscar mejores condiciones de vida para todas y todos, debemos apoyarnos entre nosotros y dejar de permitir abusos a la clase obrera por parte de falsos y paupérrimos liderazgos como el de Napoleón Gómez Urrutia, quien lleva más de dos décadas explotando a miles de trabajadores.

Para Gómez Urrutia, la clase trabajadora no ha sido más que una moneda de cambio para buscar beneficios propios. A los mineros los ha utilizado para saquear las arcas del Sindicato, hasta llegar al enriquecimiento ilícito, desbordado en propiedades, autos de lujo y empresas de toda índole.

Ya lo decía el presidente López Obrador en el Grito de Independencia: “¡Muera la corrupción!”. Y sí, que muera, junto con las prácticas que puso en marcha Napillo en el sector minero, en donde pasaba por alto las condiciones de seguridad dentro de las minas a cambio de dinero, praxis que trajo consigo la tragedia de Pasta de Conchos y que aseguran, persisten en algunas de las secciones que maneja.

“Que muera la avaricia”, también se escuchó el 15 septiembre en el Zócalo. Y en ese rubro igualmente Napillo tiene cuentas pendientes. Hace más de 18 años robó a más de diez mil compañeros mil millones de pesos, dinero que sería para pagar jubilaciones y pensiones. Luchemos para que estas historias tengan un fin y no se repitan más.

Como mineros decimos: ¡que muera el influyentismo! ese que le ha permitido a Napillo y a otros tantos torcer la ley en su beneficio, ese que compra conciencias, ese que amaña votaciones, el mismo que hace tanto daño a la democracia sindical.

Napillo lleva décadas luchando contra México, poniendo a pique la fuente de empleo de miles de trabajadores, poniendo en riesgo a golpe de paros, huelgas ilegales y extorsión las inversiones que llegan a nuestro país. Aseguran que es responsable de más de un centenar de paros locos y también del cierre definitivo de varias empresas.

Es momento de que el nacionalismo mexicano renazca con fuerza para desterrar a aquellos que como Gómez Urrutia socavan la lucha histórica por los derechos laborales. Napillo es un traidor a la patria, no sólo porque se burló de todos los mexicanos al ser canadiense y ocupar una curul en la Cámara de Senadores, sino que desde esa posición orquestó uno de los golpes más fuertes que ha recibido el sector obrero: me refiero a la disminución de las utilidades.

Napoleón Gómez Urrutia fue el principal impulsor y promotor de la reforma laboral que topó las utilidades, valiéndole que éstas disminuyeran hasta en 90%.

Curiosamente, las familias mineras fueron afectadas directamente por su reforma, pero él, fiel a su costumbre, sacó provecho de la situación. Hoy exige de manera ilegal a las empresas 20% de las utilidades, dinero que no es para los trabajadores sino para él. Peñasquito vive esa historia.

Pero no queda ahí, Napillo intenta cerrar la puerta a la posibilidad de que los trabajadores recuperemos nuestro derecho como lo marca la Constitución. El bribón de Gómez Urrutia cabildeó en contra de los trabajadores y como presidente de la Comisión del Trabajo de la Cámara de Senadores hizo que ésta se opusiera al amparo ganado por nuestro Sindicato Minero Metalúrgico FRENTE.

Sigamos luchando y defendiendo nuestros derechos, identifiquemos a los traidores como Napillo y pasemos del grito a la acción. Seamos pues, mexicanos responsables y defendamos lo nuestro.

 

    @CarlosPavonC