La figura del reconocido cineasta, Richard Linklater fue la atracción estrella en el Festival de Cine de Venecia ayer por la noche, cuando su último largometraje, Hit Man, celebró su estreno mundial en el Lido.

La película, un thriller oscuramente cómico sobre un improbable asesino encubierto y protagonizado de manera magistral por Glen Powell y Adria Arjona (ninguno de los cuales asistió debido a la huelga de SAG-AFTRA), resultó ser un gran éxito entre el público del festival de Venecia, provocando una gran ovación de seis minutos, con aplausos del público.

Basado en un artículo de una revista sobre crímenes reales escrito por Skip Hollandsworth (con quien Linklater colaboró ​​en su película de 2011, Bernie), Hit Man cuenta la historia de un profesor de psicología de modales apacibles y de la vida real que trabajó como sicario encubierto para New York Times, Policía de Orleans. Pero cuando rompe el protocolo para ayudar a una mujer desesperada que intenta huir de un novio abusivo, el personaje se convierte en una de sus falsas personalidades, enamorándose de la mujer y coqueteando con convertirse él mismo en un criminal.

Por otro lado, los temas políticos no se dejaron de lado en el festival y muestra de ello fue Green Border de la directora polaca Agnieszka Holland en donde expone en toda su crudeza la crisis de los refugiados en la frontera entre Polonia y Bielorrusia.

Filmada en blanco y negro, la película de más de dos horas se centra en la crisis que estalló en 2021, justo antes de la guerra en Ucrania, cuando miles de refugiados de países devastados como Siria o Afganistán llegaban a diario a los densos bosques de la región.

A la crueldad de los guardias fronterizos bielorrusos, que roban y maltratan a los migrantes antes de echarlos, responden sus colegas polacos con expulsiones “en caliente”, en plena noche, gracias a la situación de emergencia decretada por el gobierno.

El resultado es un ping pong angustiante, de familias enteras zarandeadas de un lado a otro de la frontera una y otra vez, sin ningún recurso legal posible, expuestas al frío y apenas a la buena voluntad de un puñado de activistas y vecinos de la región.

El drama continúa a día de hoy, oculto por los dos millones de ucranianos que han cruzado la frontera con Polonia tras la invasión rusa.

“Mi pecado es haber nacido con el peor pasaporte posible”, murmura uno de los personajes de esta película coral y combativa, filmada al servicio de una causa.

“Creo que la crisis de los refugiados, de los migrantes, es el desafío que marcará el futuro de Europa”, declaró ayer la directora en conferencia de prensa.

“Escogimos un enfoque épico, con diferentes puntos de vista, porque tenemos la impresión de ser los primeros que contamos esta historia”, añadió.

La película no pretende dar una visión completa de un problema complejo, que no se limita a las fronteras de Europa, sino que ha llegado y puesto a prueba los servicios sociales de todos los países involucrados.
Green border se limita a denunciar un drama humano en un punto concreto, en un momento decisivo de la historia contemporánea europea.

24 HORAS CON INFORMACIÓN DE AFP

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