Cuando el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, repite en estos días que el Comité Federal de Mercado Abierto sí tiene planes para llevar a cabo nuevos aumentos en las tasas de interés, pero a un ritmo más lento, lo que el mercado escucha es que ya no subirá más el costo del dinero, pero no lo pueden decir desde el banco central con esa claridad.

En fin, es un juego de vencidas que se da entre las autoridades monetarias, que buscan mantener todo el peso de su palabra para no encarecer de manera innecesaria la tasa de interés de referencia, y los mercados financieros que siempre estarán atentos para adelantarse a las jugadas de la autoridad y sacar provecho de sus movimientos.

Es cierto que el comportamiento de los precios es impredecible y son muchos los factores que pueden provocar nuevas burbujas inflacionarias que hagan quedar muy mal a quien anticipe que de aquí en adelante hay un camino pavimentado hacia la estabilidad y la meta establecida para la inflación.

Así que, en Estados Unidos la estrategia es esperar un regreso sostenido hacia la meta inflacionaria del 2%, pero con la advertencia latente de que la autoridad monetaria no se tocará el corazón para elevar su tasa de interés de referencia más allá del nivel actual del 5.25%.

En nuestro país ya se dio esa declaratoria del Banco de México de haber llegado a la tasa terminal del 11.25% que seguramente hoy será reafirmada durante el anuncio de decisión de política monetaria.

Hasta este momento, la señal vigente es que este nivel del costo del peso habrá de mantenerse por largo tiempo hasta que se consolide una baja de los índices de inflación, tanto la general como la subyacente.

Solo que a la par de la exitosa política monetaria restrictiva que ha implementado el Banxico ya se abren otros temas de discusión por ese nivel francamente tan elevado de la tasa de interés.

A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, donde el costo del dinero es determinante en el comportamiento de los consumidores, en México el impacto es marginal por la baja bancarización y la enorme economía informal. Sin embargo, ahí donde puede influir el peso caro, definitivamente sí ha logrado el objetivo.

Pero, donde sí hay una relación directa y que no se puede negar es en el nivel del tipo de cambio.

Que los seguidores del Presidente se crean eso que el superpeso es producto del “buen gobierno” de López Obrador es solo un acto de fe, lo cierto es que se precia la moneda porque hoy es altamente rentable invertir en pesos.

Hay rendimientos altos, riesgo moderado y una liquidez extraordinaria para entrar y salir del mercado en cualquier momento.

Así que, el Banxico tiene que incorporar a sus ecuaciones de cómo volver al equilibrio monetario, no solo el proceso de desinflación en marcha, sino cómo evitar que una depreciación desordenada del peso pueda meter en problemas a la economía y de paso a la percepción de que el peso fuerte es gracias a la 4T.

 

     @campossuarez