A pesar del pomposo Espíritu Bicentenario, las relaciones geopolíticas de Estados Unidos con México entraron en una lógica de conflicto qué está pasando por los criterios soberanos de México de poner en juego lo que Lorenzo Meyer denominó “nacionalismo defensivo” o la capacidad política mexicana para resistir intervencionismos de Washington.

La última decisión de la Casa Blanca de lanzar una operación sobre México para capturar a Los Chapitos del Cártel de Sinaloa -los hijos de El Chapo Guzmán que operan producción y exportación de fentanilo- se dio bajo el criterio EU de que se trata de un asunto que involucra al crimen organizado transnacional, es decir, que el contrabando, distribución y venta de drogas mexicanas dentro de Estados Unidos es asumido como un problema del país sede del grupo criminal y que el Gobierno americano tiene el derecho extraterritorial de intervenir en México.

Lo más lógico sería que la Casa Blanca tomará decisiones operativas para combatir el tráfico de drogas dentro de EU, para criminalizar en serio la venta y consumo y sobre todo para combatir las células autónomas de los cárteles mexicanos del narco que operan dentro del territorio americano bajo las narices de la DEA.

Si se diera el caso de que Estados Unidos lograra capturar a Los Chapitos, los extraditara, los juzgara y sentenciara en un tribunal estadounidense, el tráfico de drogas de fuera y el consumo interno de estupefacientes no variaría en un milímetro, porque los cárteles tienen estructuras de operación que no dependen de liderazgos personales.

En todo caso, la relación Biden-AMLO ya se agotó y México está obligado a crear una estructura autónoma de seguridad contra el narcotráfico para evitar los intervencionismos americanos.

Zona Zero

  • En los encuentros bilaterales de seguridad bajo el amparo del Espíritu Bicentenario, Estados Unidos ha definido acciones operativas dentro de México y las autoridades mexicanas no han sabido definir y defender los intereses de soberanía frente a la DEA. La cumbre de fentanilo tomó decisiones que pasaron por la estrategia mexicana de seguridad pública y que la representación de la cancillería pareció haber preferido eludir el debate o los principios, pero sin entender que detrás de la estrategia americana en México hay una intención política que tiene que ver con las elecciones presidenciales en México y en EU.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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