Evidentemente, una mala condición económica, la falta de confianza y muchas otras razones pueden explicar por qué los negocios quiebran y obliga a muchos emprendedores a desistir de sus intentos de independencia económica.

Pero no, la referencia a la desaparición de empresarios es literal. Es el hecho de que un régimen autoritario, que se siente incómodo por las posiciones de los hombres y mujeres de negocios, los borre del mapa público.

Las formas sutiles, pero abusivas, usan el aparato gubernamental, por ejemplo, a la autoridad fiscal, para hacer que las voces críticas del sector privado opten por guardar silencio ante los abusos del poder.

Y entonces tenemos cámaras y confederaciones temerosas, autocensuradas, incapaces de levantar la voz en el nombre de sus agremiados para defender sus derechos.

Aparece también la extorsión a través de la cercanía y el encanto del poder, donde se reúne a los emprendedores para pasar la charola a cambio, quizá, de unos tamales de chipilín.

O a través de la depuración de un puñado de las personas más influyentes en el mundo de los negocios que sean los elegidos como la voz de los empresarios ante el poder.

Esa es una forma de nulificar la necesaria voz de los sectores productivos. Sucede lo mismo con los sindicatos de trabajadores que si caemos en cuenta también se han quedado mudos en lo que va de esta administración.

Pero en China, los empresarios que muestran algún grado de crítica o disidencia del poder literalmente desaparecen. El Gobierno comunista chino argumenta que son invitaciones a cooperar en investigaciones contra la corrupción. La realidad es que los esfuman.

Hay otros ciudadanos chinos que también “desaparecen”, pero los multimillonarios, prominentes en el mundo entero que repentinamente se esfuman llaman la atención por el desplante de poder que hace con ello el Gobierno de Xi Jinping.

El caso más reciente es el de Bao Fan, fundador del grupo tecnológico China Renaissance. Cuando se supo de su desaparición, la propia empresa informó que estaba cooperando con la autoridad en una investigación.

Otros dos casos relevantes fueron los de el empresario inmobiliario Ren Zhiqiang, quien después de llamar payaso a Xi Jinping por la manera como empezaba a manejar la pandemia de Covid-19, desapareció en marzo del 2020. Después apareció con una condena de 20 años por corrupción.

Y, por supuesto, un caso muy sonado fue la desaparición de Jack Ma, fundador de Alibaba, el hombre más rico de China, quien después de criticar a los reguladores financieros del Gobierno chino se esfumó de la faz de la tierra. Ma, quien desapareció a finales del 2020, apenas se hizo presente esta semana.

Son los más sonados, pero hay muchos otros empresarios y no empresarios que han molestado al régimen, que han sido levantados, desaparecidos, abducidos o encarcelados.

En China todo tiene que ver con el poder de influencia que pueden alcanzar algunas empresas, ya sean tecnológicas o financieras, que evidentemente al régimen político no le conviene que despeguen con fuerza propia. Nada que ponga en peligro la omnipresencia del régimen.

 

      @campossuarez