El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, arribó el pasado domingo al Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, en el marco de los preparativos de la X Cumbre de Líderes de América del Norte, evento que inicia hoy en la Ciudad de México. Fue recibido por el presidente López Obrador, acompañado del secretario de Relaciones Exteriores y los embajadores de ambas naciones. Por su parte, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, pisó el territorio nacional ayer desde el AIFA.

Es preciso mencionar que, previamente, existieron dudas sobre dónde aterrizaría el Air Force One —si en Santa Lucía o en el “Benito Juárez”—, luego de que el mandatario mexicano solicitó a Biden hacerlo en el AIFA. Se trata de la primera visita que un Presidente estadounidense realiza a tierras mexicanas en casi diez años y, adicionalmente, bajo el paraguas del bicentenario de las relaciones diplomáticas México-Estados Unidos.

Hace unas semanas, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, dio a conocer la agenda de dicha Cumbre que consta de seis ejes centrales: diversidad; equidad e inclusión; medio ambiente y competitividad con el resto del mundo; migración y desarrollo; salud; así como seguridad común. Todo ello insertado en una serie de tensiones, disputas e interacciones a nivel regional.

Habrá que estar atentos a los encuentros binacionales que sostendrán los líderes. Cada uno enarbolará un mensaje con sus características y particularidades. Sin duda, el tema medular que tocará el presidente López Obrador con su homólogo estadounidense es el relativo a la migración —concretamente aquella que se realiza de manera ilegal y sin controles—, junto con otros asuntos primordiales tales como la seguridad fronteriza, el fentanilo, las consultas del T-MEC y el Plan Sonora.

Esta semana se difundió que México aceptó admitir mensualmente a 30 mil hermanos centroamericanos —provenientes de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití—, que sean expulsados de territorio estadounidense por cruzar la frontera de forma irregular. Lo anterior tendrá implicaciones para el mercado laboral mexicano, por lo cual será clave que se propicien las condiciones necesarias para absorber el tránsito de personas.

Vale la pena subrayar que Joe Biden llega fortalecido a la Cumbre tras las elecciones intermedias que se celebraron en Estados Unidos en noviembre de 2022, donde la “ola roja” del Partido Republicano no se impuso como lo apuntaban los pronósticos. Ciertamente, el capital político es crucial al momento de negociar posibles acuerdos. Sin embargo, se han activado los contrapesos en la Unión Americana; hace unos días se confirmó que la Cámara de Representantes estará presidida por el congresista republicano, Kevin McCarthy, quien obtuvo 216 votos a favor.

Independientemente de los posicionamientos y avances que se anuncien, la trascendencia de la Cumbre radica en que se refrenda la vitalidad de la relación trilateral México-Estados Unidos-Canadá, al igual que el dinamismo y la competitividad de América del Norte. Hago votos porque este evento sirva como puente para consolidar una región más próspera y equitativa.

¿O será otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

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