PESEBRE
Foto: Cuartoscuro / archivo / La familia Gómez, originaria de San Pablo Autopán, zona indígena otomí de Toluca, Estado de México, tiene más de 28 años de elaborarlos  

Millones de católicos a lo largo de todo el mundo, ponen un nacimiento para recordar la natividad de Jesús.

México no es la excepción. Una parte fundamental es el pesebre donde María y José recibirán al niño Dios.

La familia Gómez, originaria de San Pablo Autopán, zona indígena otomí de Toluca, Estado de México, tiene más de 28 años de elaborarlos para los festejos decembrinos.

Para su fabricación, utilizan lo que consiguen en el campo, como distintas ramas y zacatón. Con las manos e imaginación les dan forma a las casitas cuyo tamaño va desde los 15 centímetros hasta los más de dos metros.

Su trabajo empieza en septiembre y en los meses siguientes se dedican a venderlos en las localidades y municipios del Edomex.

Se considera a San Francisco de Asís como el creador, cuando en 1223 revivió el recuerdo de la llegada al mundo de Jesús con personas y animales vivos, para que todos los pobladores pudieran vivirlo y comprender mejor su significado.

En el pesebre se colocan nacimientos de diferentes materiales, siendo los más comunes los de madera, barro, cerámica, plástico e incluso cerámica.

Los personajes que no pueden faltar son: el niño Jesús, María, José, los ángeles, los Reyes Magos, pastores y el rebaño, un buey y una mula; sin olvidar al diablo y sus tentaciones.

La decoración varía según el tamaño de las figuras, luces navideñas, pinos, hasta escenografía, simulando ríos y puentes.

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