Lejos de la imagen estereotipada que se puede tener de una mujer rural, Jessica y Carmen, originarias de las pocas localidades rurales de la Ciudad de México, relataron que además de saber cultivar el campo, pueden desempeñarse en otras actividades, a pesar de los retos.

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En el marco del Día Internacional de la Mujer Rural, Jessica Medina, comparte a 24 HORAS, que es residente de San Antonio Tecómitl, uno de los doce pueblos originarios de Milpa Alta. Aunque desde niña le enseñaron labores de cultivo del campo, ahora es Jefa de Brigada de Control y Combate de Incendios en su alcaldía.

Para la joven de 27 años, crecer ahí “fue un poco complicado, ya que somos personas que desde la infancia venimos trabajando en el campo”.

Tras trabajar un corto tiempo en la Secretaría de Medio Ambiente en su alcaldía, “se presentó la oportunidad de realizar el curso básico de incendios forestales, de ahí me interesó más el tema. Se abrió la convocatoria para el equipo especializado, del que ahora estoy a cargo”.

Jessica es la jefa de una brigada conformada por hombres y mujeres. Compartió que esto supuso un problema al inicio. “Era el adaptarnos a ellos o que ellos se adaptaran a mí”.

Al describir que significa ser una mujer rural, la voz se le llenó de emoción y respondió: “Ser una mujer rural, como tal, es… no sé. Pero lo que he admirado de muchas de las compañeras es que le ‘guerrean’ desde niñas”.

Mientras, la señora Carmen, ahora de 74 años, quien creció en la localidad de San Andrés Totoltepec, nos compartió que “cuando yo era niña, trabajaba realmente en el campo, pizcando, cortando flores, juntando el maíz, sembrando”.

Acostumbrada a trabajar, relató que tuvo la necesidad de buscar algo más que hacer, tocando de puerta en puerta, se encontró con un doctor que la contrató para realizar labores de limpieza. A partir de ese momento, la vida de Carmen comenzó a cambiar de manera radical, pues aprendió a ser más independiente.

Investida por una gran determinación, la mujer, tímida al principio, desarrolló su habilidad de tratar a la gente, lo que le valió encontrar trabajo como agente de ventas en una empresa.

La vida laboral de Carmen la ha llevado a conocer distintos países, a ganar reconocimientos. Aunque nunca dejó el campo, junto con su esposo, se dedica al cultivo de hortalizas y hortensias.

“Ser una mujer rural es un orgullo, porque es reconocer de donde provenimos y y con mucha honra, representarlo”, concluyó.

FRASES:

“Realmente son trabajos que tú tienes que estar casi al mismo nivel que el hombre (…) hay muchas mujeres que realmente son muy guerreras” Jessica. Brigadista

“Yo hacía un jornal igual que un hombre, igual que una mujer adulta, que me pagaban por igual (…), porque yo trabajaba mucho” Carmen. Residente de San Andrés Totoltepec

LEG