She-Hulk, la serie de superhéroes de Marvel para la plataforma de Disney+, generó controversia en redes sociales desde sus primeros avances. El motivo principal de queja entre la audiencia es el uso de los efectos especiales de la protagonista, los cuales no estaban aún terminados, porque se notaba que estaban hechos a computadora.

Ahora, después de 9 episodios, el programa de televisión no ha parado de dar puntos de conversación entre sus espectadores. En esta odisea tenemos presente a Jennifer Walters, una abogada cuya vida da un giro de 180 grados cuando, mediante un accidente, ella se convierte en una mujer verde con fuerza sobrehumana, conocida como “She Hulk”. Durante el transcurso de la primera temporada, podemos ver cómo Jen lidia con estas dos identidades, primero detestando su forma verde y luego observando las ventajas de ella para, entre otras cosas, favorecer su popularidad y vida romántica. El discurso es interesante cuando nos menciona a la protagonista como un objeto de deseo, pues sus poderes la sexualizan al grado de volverse un fetiche para la gente incorrecta. Aunque aquellos destellos de grandeza se quedan tibios por un guión con toneladas de absurdo, la metáfora en general de la serie funciona.

El primer episodio lo explica muy bien: Bruce Banner, el primo de Jennifer, también con este poder, tiene problemas para controlar su ira, y por tanto se transforma constantemente en Hulk. Jennifer, en cambio, tiene total control de su cuerpo y de sus emociones, pudiéndose cambiar de forma cuanto le plazca.

Al final, ese es el punto brillante de esta historia: su discurso de género. A los hombres se les aplaude o se les ignora cuando muestran señales de enojo, mientras que a las mujeres se les obliga a reprimir esas emociones, porque siempre deben portarse “bonitas”. Sin embargo, como se ve en el caso de Bruce y Jennifer, a quien se le pide silencio, es a la mujer, mientras el hombre necesita de una propia educación emocional para no perder el control cuando se enoja.

¿Por qué lo permitimos? ¿Por miedo?

Claro, nada es blanco y negro: no todos los hombres pecan de esto. Pero aquí hay una verdad mucho más profunda: es mucho más fácil ver a un hombre perder el control y responder con violencia que a una mujer. La mayoría de los atentados terroristas, matanzas y peleas en cantinas son entre hombres y/o cometidas por ese género.

¿Acaso el hombre tiene miedo a las mujeres por su capacidad de controlar emociones peligrosas?

She Hulk tendrá sus desperfectos, sin embargo, ese mensaje, así como la forma como juega con él, es extraordinaria.

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