A más de 180 metros de altura y rozando las nubes, dos hombres aprovechan los primeros rayos de luz en la mañana para limpiar los cristales de uno de los rascacielos más emblemáticos en la Ciudad de México, la Torre Latinoamericana.
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Salvador Cortés y José Luis Flores, que juntos suman 20 años de experiencia, inician sus labores limpiando los cristales al interior del restaurante ubicado en el piso 41, para después salir por una compuerta que los llevará al trabajo extremo: limpiar cada uno de los vidrios del piso 42.
Estos cristales “aguantan más de 600 kilos, sin embargo la seguridad es pieza clave en este trabajo”, comentó Guillermo Hernández, limpiavidrios con más de 15 años de experiencia.
“La limpieza se hace mensualmente y es un día por piso del 40 al 42, el 37 es bimestral y el resto del edificio es una vez al año”, agregó.
Calzado cerrado y antiderrapante, arnés, casco, un primario (donde se sientan al descender) y un secundario (un auxiliar) son algunas de las herramientas que éstos hombres utilizan para este trabajo de riesgo, pues la Torre Latino cuenta con 45 pisos, colocándola entre los rascacielos más altos de la capital.
“Ya no tengo miedo a la altura, estoy acostumbrado, hay veces que sí da pánico pero trato de no pensar en ello”, comentó Salvador Cortés, de 37 años.
Por otro lado, José Luis Flores mencionó que es una experiencia muy fuerte que conlleva un riesgo, además comentó a 24 HORAS que él es quien “ayuda a colgarse a mi compañero, debo estar al pendiente de él, de qué el amarre esté perfecto, de no estar distraído”, explicó.
Por otro lado, la forma en que están colocados los vidrios en el edificio puede complicar las labores de limpieza ya que deben pasar muchas horas suspendidos, sin embargo, los trabajadores relatan que para ellos todo es posible.
LEG