Sandra se toma un respiro, trata de comer algo, mientras observa cómo unos hombres sacan con tambos y carretillas el agua, las huellas que dejó el aguacero en las paredes prueban que estuvo cerca de una tragedia.
Ella, junto con su mamá, se encontraba con dos menores, cuando vieron que el agua entraba a su sala, luego alcanzó otras habitaciones; no hubo tiempo de nada, dice, “todo fue en minutos!”, recuerda.
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Mientras el nivel subía invadió el temor, no había ruta de evacuación ni siquiera subir al techo, hasta que la gente llegó a auxiliar y dejó de llover, eso ayudó a que no pasara algo mayor, su madre no quiere ni recordarlo.
“Quisimos salir pero ya no pudimos, nos quedamos atrapados adentro, fue hasta que nos apoyaron para cargar a niños, sí hubo miedo, el agua empezó a llegarme arriba de las rodillas”, narra nerviosa la inquilina.
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La mujer agradece que todo haya sido una mala experiencia; sin embargo, apunta a que algunas familias sí perdieron todo su patrimonio, aún no hay un censo certero, autoridades no contabilizaron ningún herido.
Más de medio centenar de personas, apoyados por militares se han acercado a su domicilio ubicado a pie del río El Jaral para ayudar a sacar el lodo como los muebles arruinados por la tormenta de este martes.
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