maría elena ríos
Foto: Instagram elenariosax / Bajo el cobijo de la banda mixe Mujeres del Viento Florido, María Elena Ríos ha decidido retomar su profesión y lo hará en el concierto que lleva por nombre Por las que nunca tendrán voz  

El suyo fue uno de los casos de violencia contra las mujeres más sonados en México. La recuperación de María Elena Ríos Ortiz ha sido lenta y las cicatrices del intento de homicidio del que fue víctima quedarán para siempre en su piel. Sin embargo, la saxofonista oaxaqueña está convencida de que no puede seguir viviendo con miedo.

Por ello, bajo el cobijo de la banda mixe Mujeres del Viento Florido, ha decidido retomar su profesión y lo hará en el concierto que lleva por nombre Por las que nunca tendrán voz, en el marco del Día Internacional de la Mujer.

TE PUEDE INTERESAR:     Nosotras Somos Memoria: alzan la voz por el poder de la mujer

“Cuando aún me encontraba hospitalizada llegué a pensar que el ser música era mi maldición, ya que a mi agresor le molestaba pues consideraba que esta profesión tiene una concepción muy diferente a lo que en realidad. Además, de que estaba inhabilitada para realizar cualquier actividad, constantemente recibía amenazas de él y de su familia de que cuidado y regresara a mis presentaciones porque sino nos iban a matar a todos.

“Aunado a mi accidente –corrige inmediatamente–, perdón, cómo intentamos normalizar el hecho, perdón, no fue un accidente, me intentaron matar, las amenazas y la recuperación de las heridas, tratamientos médicos y las cicatrices hipertróficas que se formaron en mi rostro, me impedían regresar a la música”, dijo en entrevista a 24 HORAS María Elena Ríos Ortiz.

El 9 de septiembre de 2019 la saxofonista fue atacada por un grupo de hombres quienes le provocaron graves quemaduras en cara y cuerpo al rociar ácido sulfúrico; el actor intelectual del ataque fue el ex diputado, Juan Antonio Vera Carrizal.

EN BUSCA DE FORTALEZA

Las heridas fueron de tal magnitud que incluso, no podía siquiera realizar la embocadura y mucho menos mantener más de un minuto la boquilla de su saxofón para algún ejercicio. Con el tiempo empezó a esforzarse, aunque le costaba mucho trabajo porque física y emocionalmente el intento de homicidio le causó grandes traumas.

“Era como una violación a mi libertad porque la música me hace sentir libre, incluso no encuentro palabras para describir ciertas sensaciones si no es tocando, ese fue el mayor de los traumas. Pero poco a poco, con la ayuda de mi familia y de mis compañeras y compañeros músicos, así como sus palabras de aliento me han incentivado a volver a tocar mi saxofón, ha sido una ayuda maravillosa que no es tangible, pero que sí se siente, se percibe y me motiva a seguir”, agrega.

TE PUEDE INTERESAR:   «Un ángel para los animales», mujer pide croquetas en vez de flores en su última voluntad

Sin embargo, hay otra situación que la ha mantenido alejada de los reflectores: el daño causado en su rostro por el ácido sulfúrico pues aún no sabe cómo manejar el morbo, la crítica y hasta las burlas de las cuales es objeto.

“Hay comentarios que luego hace la gente, en especial la familia de mi agresor, como el ‘mira cómo la dejaron por andar de no sé qué’, y la verdad es que aún no tengo la fortaleza para tolerarlos. En Ciudad de México quizá se sepa poco, pero la familia de mi agresor ha hecho una campaña impresionante en la que dicen que no tengo nada, que solo quiero culparlo porque tiene dinero”, comenta la joven que a lo largo de dos años se ha sometido a diversos tratamientos para tratar de borrar un poco sus cicatrices.

“Poco a poco me estoy descubriendo la frente aunque debo utilizar maquillaje, las cicatrices se tornaron de morado a blanco; me siento incómoda, triste cuando se me quedan viendo, incluso ya hay filtros con los que lo truquea –comenta mientras se escucha que emite una sonrisa– para verme algo normal, pero ya habrá algún momento en el que me sienta con la seguridad de mostrarme tal y como soy”.

EL MONSTRUO DEL MACHISMO

Elena quien se dice cobijada por sus amigas de la banda mixe Mujeres del Viento Florido a la que califica como una agrupación bella porque se ha enfrentado a “este monstruo llamado machismo que trastoca a cada mujer”, en especial a las que habitan en pueblos regidos por usos y costumbres.

“Desde los ocho años comencé a dedicarme a esto de la música, sin embargo, siempre hay costumbres sociales que determinan los roles que debe jugar una mujer en la comunidad, que es casarse y servir a los hijos y al marido.

“Y este rompimiento con los roles sociales es evidente con las mujeres que integran esta banda en la que encontré cobijo y muchísima hermandad. Con ellas estoy de nueva cuenta ejerciendo mi ‘artivismo’, una forma de ejercer nuestro feminismo a través de la música, para exigir justicia y evidenciar las faltas tan graves que hasta las instituciones cometen en contra de las mujeres, ya sea de las grandes ciudades y peor aún con las de los pueblos.

“Una de las formas de buscar justicia es presentarme con mis hermanas músicas y decir, ‘aquí estoy, no me pudieron matar, estoy buscando justicia y no estoy sola’. Y esta justicia no es solamente para mí, sino para cada una de ellas respecto a las diferentes formas de violencia de las que somos objeto”, finalizó María Elena Ríos Ortiz.

Así pues, ella será parte de este concierto en el que también tomarán parte Alejandra Robles, Regina Orozco y Vivir Quintana, quienes desde el escenario clamarán por las que nunca más podrán hacerlo, así como recordar que nos faltan hermanas, hijas, madres, amigas o parejas y que, las que quedamos, vamos a cantar sin miedo… por ellas.

Lo que debes saber

La saxofonista será parte del concierto Por las que nunca tendrán voz, que se llevará a cabo este sábado en el Teatro de la Ciudad, el cual forma parte del ciclo Nosotras somos memoria.

LEG