Foto: Pixabay “En contextos autoritarios, los movimientos sociales son el último recurso para poner freno al poder. El poder de la gente logrará que los poderosos rindan cuentas”: Daniel Eriksson  

Regímenes autoritarios, falta de seguridad social, pobreza, vulneración de los derechos y libertades civiles e incluso la pandemia por el Covid-19 son lastres que a las naciones del continente americano les costó un retroceso en la lucha contra la corrupción, y el último Índice de Percepción en la materia de Transparencia Internacional develó el estancamiento mundial.

Los países reciben un puntaje desde cero (mayor corrupción) a 100 (menor corrupción). En la edición de este año la media mundial es de 43 puntos, pero en América hay países que la superan con creces, con una tendencia a la baja.

En la cima, con los mejores puntajes regionales están Canadá, Estados Unidos y Chile, que a pesar de ser los menos corruptos aún tienen trabajo por hacer.

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Los canadienses, en el lugar 13 (74 puntos), reportaron su registro más bajo con respecto a años pasados. El país con una reputación ejemplar en el ambiente internacional se hundió en polémicas el año pasado tras su implicación como centro de flujos financieros ilícitos en los Pandora Papers; la llamada a elecciones anticipadas en plena ola de contagios y el escándalo de alto nivel por la asignación de un contrato millonario a un organismo comprometido.

Desde 1995, el ranking publicado por la ONG evalúa a 180 países a través de los datos de 13 fuentes externas, incluyendo al Banco Mundial.

Estados Unidos mantuvo su puntaje (67), pero salió por primera vez de las lista de los 25 países menos corruptos, reflejando la inestabilidad que se respira en el país que, a un año de haber elegido a su nuevo presidente, sigue atravesando por la transición de gobierno frente a una oposición sólida, además de la poca transparencia sobre el financiamiento de los procesos electorales.

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En Sudamérica, la tónica la establecen regímenes autoritarios que toman acción frontal contra el activismo, la libertad de prensa y los derechos civiles. Además, los discursos anticorrupción no se ven reflejados en acciones, agravando el estancamiento en países como Venezuela (15 puntos), México (31) y Nicaragua (22), más bajos que los de territorios en el norte de África y Medio Oriente, sumergidos en conflictos armados y crisis humanitarias.

FRASE

“En contextos autoritarios, los movimientos sociales son el último recurso para poner freno al poder. El poder de la gente logrará que los poderosos rindan cuentas”

Daniel Eriksson
Director general de Transparencia Internacional

Infografía: Xavier Rodríguez

Mucho discurso, pocas acciones

Existen abundantes leyes que combaten la corrupción, así como un compromiso regional en América Latina y, sin embargo, señaló Transparencia Internacional (TI), sigue debilitando la democracia y los derechos humanos en la zona, “y se necesitan acciones contundentes para revertir esta tendencia”.

En su fotografía general de 2021, TI critica que algunos presidentes, como Jair Bolsonaro, en Brasil; o Nayib Bukele, en El Salvador, usaron la lucha contra la corrupción como bandera de campaña para atraer a un electorado decepcionado de los políticos tradicionales y “cansado de la corrupción”.

“Pero estos líderes”, agrega, “no han presentado avances en su lucha contra la corrupción y sí han tomado medidas antidemocráticas y regresivas”.

“Cuanto más democracia y goce de los derechos fundamentales, más difícil que florezca la corrupción”, advirtió Luciana Torchuaro, responsable para América Latina de la ONG.

México no se mueve… pero tampoco mejora

Al sur de Estados Unidos, uno de los países mejor posicionados en el Índice de Corrupción es México, que logró mantener su lugar en el 124 de la lista de 180 naciones, con un puntaje de 31/100.

En el análisis se señala que, a pesar de que el presidente Andrés Manuel López Obrador sostiene un fuerte discurso anticorrupción, los casos que salen a la luz siguen impunes. Además, el Gobierno mexicano continúa haciendo uso de la fuerza para la represión de las protestas sociales, y se trata de uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo.

Pandemia por Covid-19 también tuvo impacto

Los últimos dos años han agravado las brechas sociales y políticas de todas las naciones, pero mientras las principales potencias enfrentan la carrera por terceras y cuartas dosis para su población, la tendencia en territorios azotados por la hambruna y los conflictos armados es la supervivencia.

El diagnóstico de Transparencia Internacional señala que las restricciones sanitarias en muchos territorios también incidieron en las libertades de los ciudadanos, lo que disparó los registros en la mala percepción de los habitantes sobre sus gobiernos.

Con información de Agencias
LEG