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Foto: Especial Luis Álvarez dijo en entrevista para 24 HORAS que la actividad física le ha hecho superar cualquier límite  

Completar un Ironman es una hazaña que la mayoría de la población mundial no hará nunca, ahora, estar a punto de llegar a 200, es algo que se vislumbraría imposible, pero no para Luis Álvarez, atleta tardío que a sus casi 60 años, dijo en entrevista para 24 HORAS que la actividad física le ha hecho superar cualquier límite.

¿La pasión por el deporte de donde nació?

La pasión empezó después de los 23 años. Yo a esa edad pesaba 95 kilos y no hacía absolutamente nada. En el Tecnológico de Monterrey nos hicieron una prueba: eran cinco kilómetros caminando y yo no pude caminar dos y medio, me dolía todo, ese fue mi primer fracaso y dije “voy a cambiar mi vida”. A partir de ahí empecé con 10 kilómetros.

¿Qué fue lo que te conquistó del Ironman?

Realmente tú no conquistas una montaña ni un Ironman, te conquistas tú. Cuando tú te das cuenta que puedes ser más fuerte que esas 17 horas de ejercicio continuo. Dices “wow, si puedo esto puedo todo en la vida”, y no me refiero al deporte, me refiero al trabajo, familia, retos.

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¿Cómo es que se llega a 182 Ironmans?

Es un ingrediente, agarras pasión, disciplina, compromiso, dedicación, sacrificio y lo mezclas todo. Creo que esa pregunta se la haces a un olímpico, a cualquier dueño de empresa y te va a decir lo mismo. Bueno, no darte por vencido. Es un objetivo de largo plazo, esto me lleva costando 30 años y no me arrepiento, no es un gasto es una inversión en mi vida.

¿Recuerdas la competencia en la que al cruzar la meta te hayas sentido más satisfecho?

Sin lugar a duda, mi mejor Iron Man fue el 100 lo hice con mi hijo que fue a su Iron Man número 1, lo hicimos todo el tiempo juntos y que pasamos 17 horas juntos, cruzar la meta de la mano sí ha sido la competencia más satisfactoria que he tenido en mi vida.

¿Tu hijo también ya es un amante del Ironman?

No, hizo su primero y ya se retiró. Ya terminó su carrera, capaz que hace su segundo en mi Iron Man 200. Es un gran chavo, ya terminó su carrera de ingeniero químico en el Tec de Monterrey, hace otros deportes, es un cuate que no conoce los paradigmas.

¿Cuál es la parte más complicada del Ironman donde el cuerpo está en la línea?

Te peleas con la mente muchas veces en la nadada cuando tienes condiciones difíciles. En la bici son 180 kilómetros y son cinco, seis, siete horas en la bicicleta con vientos en contra, cuando las piernas te dicen ya no, te da un calambre. Te lo pongo como ejemplo, ¿cuántos de nosotros en la pandemia dijimos “ya no”? Y llevas seis meses encerrado, que no sales, entonces todo eso es mental. Es un reto quitar esos malos pensamientos de ya no se puede y tratar de cambiarlos por algo positivo.

¿Algún consejo que le pudieras dar a la gente que quiere dar el paso al deporte?

Mi consejo para dar el paso al deporte es: el mejor deporte es el que te gusta y el paso es camina cinco kilómetros al día, no te rindas antes de empezar.

¿Qué es lo mejor que te ha dejado el hacer deporte?

La calidad de vida. No me gustaría que me cambiaran el pañal en unos años, igual y pasa, pero a mis 60 años no me siento de mi edad. Me dicen, “vamos a subir, bajar, hacer cualquier cosa”. Una de las satisfacciones más grandes que me ha dejado el deporte es que llevo las siete cumbres más altas del mundo incluyendo el Everest. En la bajada me quedé ciego. Sí alcanzamos la cima, puse la bandera de México en alto en la cima del Everest, y ahí después de quedarme ciego mi lección es: qué duro es estar ciego y llevo siete Ironmans con personas invidentes.

¿Cómo se ve el mundo desde arriba?

Dicen que chiquito, pero no, se ve muy grande. Híjole, ahí piensas en sobrevivir. Es una vista espectacular, es una satisfacción. Ahí subes más que como persona, subes como mexicano.

¿Recuerdas el momento más bonito en toda esta trayectoria en el deporte?

La verdad sí: haber cruzado la meta con mi hijo y alguna vez que me acompañó mi papá y mi hijo a un Ironman. Estar los tres en una competencia, yo creo que la familia es una de las cosas más importantes.

LE GUSTAN LAS ALTURAS

Luis Álvarez también es un aventurero de las alturas, ya que puede presumir de haber escalado las siete cumbres más altas del mundo. En la cima del Everest, se dio el gusto de plantar la bandera mexicana

NÚMERO

30 años lleva Luis Álvarez realizando Ironmans alrededor del mundo; es el único habitante del planeta que ha terminado al menos una vez todas las pruebas de este tipo que se efectúan en los cinco continentes

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