La posibilidad de derrumbes en el Chiquihuite, precisamente en la colonia Lázaro Cárdenas, estaba marcada en el atlas de riesgo del Ayuntamiento de Tlalnepantla de Baz y en estudios que la UNAM había realizado casi 15 años atrás y actualizado en 2019.

La tragedia no tiene que ver sólo con la cantidad de agua que cayó. Alguna autoridad tuvo que ser responsable al ignorar o al desdeñar datos precisos que se incluían en el documento para prevenir riesgos. ¿Alguien intentó desalojar a los ahora afectados en esos 15 años? ¿Algún director de Protección Civil o regidor tuvo curiosidad de saber si se habían realizado estudios? Esa es parte de la investigación que debe realizarse.

La situación no es exclusiva de Tlalnepantla de Baz; hay que revisar otros municipios en distintos puntos del país: Tula, en Hidalgo; o Centro, en Tabasco, poblaciones que ya se inundaron “de forma sorpresiva”, como si no hubiera estudios o información alrededor de cada uno de estos sitios, y como si no existieran modelos meteorológicos que permitan tener una idea de la intensidad de lluvia que puede caer en unos días.
Ahora resulta que todo es culpa de las lluvias atípicas… Con ese argumento México se convierte poco a poco en el país en donde las lluvias atípicas son cada vez más típicas.

A lo largo de los sexenios, o trienios en el caso de los Ayuntamientos, se invierten recursos en el área de protección civil y en la elaboración y actualización de los atlas de riesgo, pero nadie toma medidas. En el caso del Chiquihuite, los documentos están ahí, en espera de que alguien entienda el riesgo que significa el dejar tal o cual asentamiento sin tomar medidas.

En el Estudio de la Ladera Occidental del Cerro del Chiquihuite, mediante el Sistema de Información Geofísica y GPS, realizado en 2006, se puede leer que “el cerro es una de las zonas en donde el riesgo existente pone en peligro a un gran número de habitantes, tanto en la DGAM como del municipio de Tlalnepantla”, pero esa información que pudo salvar vidas se quedó en algún archivo, empolvándose, tal vez por ignorancia, negligencia o por algún caso concreto de corrupción; eso es lo que le toca investigar a las autoridades.

Hay que acabar con las conclusiones que culpan solo a las “lluvias atípicas” o a las “rocas que se desprenden solas”. Debe haber algún responsable y se debe castigar.

#LoboSapiens

Amigos Incómodos
El discurso que glorifica a los regímenes autoritarios y los coloca en el papel de héroes ante el imperio se agota. Gracias a las redes sociales se conoce más lo que sucede dentro de esos territorios. El control y manipulación de la información que salen de Cuba o Venezuela, por ejemplo, ya no es total por parte de los gobiernos. Por eso arremeten contra las redes sociales, pero en un mundo como el actual es difícil mantener sus abusos bajo la alfombra… Solo quienes ignoran esa realidad mantienen el discurso que se tenía hace años.

 

@chimalhuacano