Foto: Twitter | @CONADE La boccia fue concebida para que deportistas con parálisis cerebral, distrofia muscular o problemas neurológicos puedan practicarlo  

La boccia, deporte paralímpico que no tiene equivalente en los Juegos Olímpicos, podría parecer sorprendentemente fácil, pero este juego inspirado en la petanca con elementos de ajedrez, billar o bolos requiere estrategia, precisión, nervios de acero… y un poco de suerte.

Influenciada también por la variante italiana de los juegos de bolas, denominada bocce, la disciplina, que se juega lanzando bolas de colores lo más cerca posible de una pequeña bola blanca denominada “jack”, encuentra sus orígenes en el Egipto y la Grecia antiguos, y sería uno de los deportes más antiguos del mundo.

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Sin embargo es extremadamente moderno, concebido para que deportistas con parálisis cerebral, distrofia muscular o problemas neurológicos que limitan las funciones motrices puedan practicarlo. Su entrada entre las disciplinas paralímpicas se produjo en 1984.

Para lanzar sus seis bolas de cuero lo más cerca posible del objetivo, los deportistas, en silla de ruedas, pueden utilizar sus manos o sus pies, y ayudarse de una rampa y de un bastón llamado “puntero”.

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Sea cual sea el método empleado para impulsar los proyectiles en el terreno de juego de dimensiones de una pista de bádminton, es fundamental el control del ángulo, de la trayectoria y de la velocidad.

“Es como el tiro con arco”, resume el canadiense Julian Ciobanu en el Gimnasio Ariake de Tokio, “excepto porque lanzas con tu mano o tu pie”.

Una pizca de suerte

Algunos jugadores de boccia tienen discapacidades llamadas “severas”, y Ciobanu, que sufre distrofia muscular y participa en la categoría sin asistencia, lanzando de forma convencional con su mano, dice admirar la precisión de algunos de sus compañeros.

“Es muy impresionante cuando ves a esta gente (lanzar) con sus límites físicos”, dice a la AFP. “Es un deporte donde se necesita mucha pasión y concentración, como el ajedrez. Hay que tener confianza en uno mismo e ir siempre dos o tres golpes por delante”.

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Pero también hay que contar con otro parámetro, más incontrolable: hace falta “un poco de suerte”, apunta una de las estrellas de la disciplina, David Smith, medalla de oro en Rio-2016 y de plata en Londres-2012. El británico también tiene la “triple corona” de los torneos grandes de la boccia: Juegos Paralímpicos 2016, Mundial 2018 y campeonato de Europa 2019.

“A veces todo depende de cómo rueda la bola en el suelo”, explica el deportista, reconocible por su cresta roja y azul. “Los partidos se ganan o pierden por pequeños detalles, por lo que sí, hace falta suerte siendo honestos”.

Las medallas individuales en las cuatro clases de la competición, todas ellas mixtas, se entregarán después de las finales del miércoles. Las pruebas por equipos se disputarán hasta el sábado.

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AV