Vaya emoción que le dio a Olga Sánchez Cordero regresar al Senado de la República, aunque nos queda duda si su estado de ánimo era porque cumplirá su sueño de ser senadora o porque está feliz de haber dejado la Secretaría de Gobernación, donde tenía una camisa de fuerza amarrada por la Presidencia.

Los senadores de Morena ni tarde ni perezosos, dieron una calurosa bienvenida a la exministra, personaje incondicional del presidente Andrés Manuel López Obrador,  quien llegó con un mensaje claro y contundente a su bancada: Ricardo Monreal es un buen líder y lo seguirá siendo les guste o no.

Pero la salida de Sánchez Cordero implica la llegada de Adán Augusto López, compadre del Presidente, a la secretaría de Gobernación, lo que podría darle un giro a esa dependencia, y no necesariamente para bien.

Por un lado, a la emocionada Sánchez Cordero se le olvidó que la presidencia del Senado debe ser institucional y no puede representar solo a una fuerza política, toda vez que ante su bancada refirió en todo momento que su papel será contribuir con la cuarta transformación en lo que sea necesario y hasta donde sea posible -habría que aclarar- pues los votos en la Cámara alta no le alcanzan a Morena para hacer los cambios constitucionales que le ordene el Presidente.

Con sus declaraciones se advierte difícil que la oposición esté dispuesta a negociar con un personaje que solo buscará el bien, pero de la 4T. Aunque ayer, en la instalación de la LXV Legislatura, le dieron el beneficio de la duda.

En tanto, en la Secretaría de Gobernación se han encendido los focos rojos, debido a que el compadre del Presidente se caracteriza por imponer políticas poco democráticas.

No queda claro cómo llega, a la Secretaría encargada de la gobernanza interna del país, la que debe dialogar con todos los gobiernos, sectores, fuerzas políticas y organizaciones, un personaje que en sus primeras acciones como mandatario de Tabasco impulsó una ley que prohibía la protesta social.

Sin duda, la prudencia no es el sello de los morenistas, y tienen muy poca memoria para recordar que ellos fueron los protagonistas de protestas tan grandes que llegaron a generar miles de empleos perdidos y la quiebra de cientos de comercios cuando cerraron la avenida Reforma, en la Ciudad de México, por su inconformidad tras haber perdido la elección presidencial de 2006. Por cierto, quien se mantuvo firme en ese plantón apoyando a López Obrador fue el ahora secretario de Gobernación.

Dicen que los cambios siempre son para bien, aunque sea solo para algunos incondicionales de la denominada cuarta transformación.

 

Y en pregunta sin ofensa: a pesar de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador les regaló una reforma educativa que les beneficia y no aplica evaluaciones, maestros integrantes de la CNTE le cerraron el paso el viernes pasado, en Chiapas, exigiendo diálogo e impidiendo su llegada a la conferencia mañanera, ¿no que muy amigos?

 

  @aguilarkarina