Tal y como se esperaba, la mayoría de Morena y sus rémoras aprobaron ayer en Comisiones Unidas de Gobernación y Estudios Legislativos Segunda, el dictamen de la Ley Federal de Revocación de Mandato.

La aprobación se hizo al puro estilo del priismo ochentero, aplastando a la oposición, sin tiempo para la discusión y mediante un proceso poco aseado.

No hubo discusión de los puntos importantes; la mayoría del debate se centró en la prisa de Morena para aprobar dicha ley y el sentido de la pregunta sobre la revocación.

La pregunta en cuestión, contemplada en el artículo 18 del proyecto de Ley establece textualmente:

¿Estás de acuerdo en que (nombre del Presidente/a en turno) de los Estados Unidos Mexicanos continúe ejerciendo el cargo hasta que concluya su mandato?

La priista Claudia Ruiz Massieu y el panista Damián Zepeda, cuestionaron si la pregunta era en realidad una ratificación y no una revocación, como se establece en dicha ley.

La propuesta de pregunta sería, en todo caso, ¿Estás de acuerdo en que (fulano de tal) deje la Presidencia en virtud de la pérdida de confianza ciudadana y falta de resultados de su gestión?

Eso sí sería una verdadera consulta revocatoria porque, redactada como está, la pregunta -que es la parte medular de la ley-, parece que se trata de un plebiscito sobre la popularidad del Presidente/a en turno.
El otro tema es la ausencia total de discusión.

No hubo mesas de análisis como se comprometió en diciembre de 2020 cuando se aprobaron las modificaciones a la Constitución en materia de consulta popular y revocación.

No se escuchó al INE, que tendría que aportar mucho sobre la logística -no sobre la parte legislativa, para que no se diga que invade facultades- ni a especialistas en Derecho constitucional.

Aún así, el dictamen será sometido a votación en la sesión de mañana de la Comisión Permanente, compuesta por 35 legisladores; Morena necesita el voto de 25 para convocar a un periodo extraordinario.

Ahora los votos no le dan, pero esperemos que mañana a algunos legisladores no se les ocurra, en el momento de la votación, ir al baño, a pagar la tarjeta o a apagarle a la olla de frijoles que dejaron en la estufa.

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Nada más de revisar las últimas cifras sobre pobreza reportada por el Coneval nos preguntamos de dónde saca los datos el presidente López Obrador para asegurar que México ya es una “potencia económica mundial’’.

El número de mexicanos en pobreza se incrementó a partir de 2018 –“pero no tanto como se esperaba, justifican los lopezobradoristas-, no se ha recuperado el nivel de ingresos por familia y la economía nacional se recupera a paso de perezoso.

La inversión extranjera en el sector energético, el más prometedor para el país, está cancelada o reducida a su mínima expresión debido a las fobias ideológicas del Presidente y su séquito.

Si las exportaciones nacionales han cobrado dinamismo en el último bimestre se debe al impulso de la economía estadounidense.

En fin, sería deseable que el jefe del Ejecutivo compartiera la fuente de sus “otros datos’’; quizá ello abriría los ojos a los millones de mexicanos que le creen a las cifras del Coneval.

Y a la realidad.

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Desde el miércoles pasado comenzó a correr el reloj -y las apuestas-, sobre el tiempo que las autoridades mexicanas capturarán a los fugados Mauricio Toledo y Saúl Huerta.

¿Cuándo días apuesta?

LEG