La tregua que dieron los grupos de la delincuencia organizada durante las elecciones, terminó.

Las masacres no cesan y se reparten por todo el territorio nacional.

Reynosa, Fresnillo, Apaseo El Alto, las más recientes.

Muchos atribuyen el fracaso de la política de seguridad a la estrategia ordenada desde Palacio Nacional, de tratar de negociar antes de actuar.

De los abrazos en lugar de los balazos.

Tal estrategia supondría que el Ejército y la Marina ya no realizarán tareas de prevención ni siquiera de reacción sino de contención.

Es decir, que una decisión política les tiene amarradas las manos para actuar conforme la naturaleza de la institución, en el ánimo de que “ya no ocurran masacres y violaciones a los derechos humanos’’, según dichos del propio presidente López Obrador.

Pero las masacres siguen ocurriendo y las violaciones a los derechos humanos se han multiplicado; que no se denuncien ante la Comisión respectiva por falta de su titular, es otra cosa.

Los militares y marinos están atados de manos.

Las escenas en las que se ve a grupos de soldados ser sometidos y vejados por el “pueblo bueno y sabio’’ que impide que se quemen los cultivos de amapola o mariguana, o que se atiendan casos como el de Aguililla en Michoacán, aislado del resto del país por un grupo de narcotraficantes, son lo común desde hace meses.

Dice el Presidente que “el país está en calma’’ y eso resulta preocupante.

¿Cuántas masacres o muertos necesita contabilizar el Presidente para comprender que la delincuencia organizada ha impuesto su ley en territorios completos del país?

¿Se atrevería a darse una vuelta por Aguililla?

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El presidente López Obrador se metió en un lío cuyo costo tendrán que pagar los gobernadores fronterizos.

Durante la gira que realizó por Baja California, estado gobernado por su compadre Jaime Bonilla, el mandatario prometió regularizar la tenencia de las decenas de miles de autos chocolate que circulan en ese territorio.

Pero, ¿qué derecho tendrían los bajacalifornianos sobre los habitantes de Sonora, de Chihuahua, de Nuevo León o de Tamaulipas, en donde también circulan autos chocolate?

Como él dice, “o todos coludos o todos rabones’’, porque ni modo que los ciudadanos de los estados excluidos del compromiso presidencial se queden callados.

De paso, el Presidente le asestó un izquierdazo a la alicaída industria automotriz nacional, que se esfuerza por salir de la crisis y que, evidentemente, estará en desacuerdo con la populista decisión presidencial.

A ver si la cumple.
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Parece que Mario Delgado sufre amnesia selectiva.

Ayer en un mitin para promover la consulta sobre enjuiciar o no a los expresidentes, acusó al INE de boicotear el ejercicio.

Según Delgado, el INE no está haciendo la promoción de la consulta pese a que tiene a su disposición el tiempo-aire oficial.

“No quieren que la población se entere’’, dijo.

Lo que el dirigente de Morena olvidó mencionar es que fueron los diputados y los senadores quienes aprobaron la convocatoria para la consulta y en ella establecieron claramente que la difusión institucional a cargo del INE comenzaría el 15 de julio.

Al parecer Delgado no ha entendido que la imagen del INE se fortaleció después de la organización impecable de las elecciones del pasado 6 de junio.

Y que con cada ataque que se orquesta en contra del organismo autónomo, más aumenta el número de ciudadanos que lo defienden.

Si no lo cree, vea las reacciones en las redes sociales a la información sobre una presunta investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera al consejero Ciro Murayama.

LEG