Adrian Trejo

Si el país no ha perdido su grado de inversión se debe a la estabilidad de la política macroeconómica, cuyo diseño y aplicación recaen en el Banco de México y la Secretaría de Hacienda.

Durante la administración de López Obrador, la autonomía del banco central ha sido vista como un obstáculo para concretar sus proyectos.

Al inicio del año, el Banco de México enfrentó un intento por vulnerar su autonomía cuando se pretendía obligarlo a comprar el excedente de divisas que los bancos no pudieran repatriar a través de sus corresponsales.

El debate fue largo y desgastante, pero al final se impuso la razón; haber accedido a la propuesta de Morena hubiera colocado al banco central en la mira de las instituciones estadounidenses encargadas de combatir el lavado de dinero.

Hasta el propio Gerardo Esquivel, subgobernador del Banxico, propuesto por López Obrador, estaba en desacuerdo con la locuaz iniciativa morenista.

López Obrador adelantó, en una estrategia sin sentido que sólo provocó nerviosismo en los mercados financieros, que no propondría al actual gobernador del Banxico, Alejando Díaz de León, para un nuevo período al frente de la institución.

Ayer explicó que no lo haría porque el gobernador autorizó la compra de una planta de petroquímicos con sobreprecio, es decir, según la evaluación presidencial, por un supuesto acto de corrupción que lo descalifica como “buen servidor público’’.

Díaz de León ha sido un buen gobernador del banco central; reconocido internacionalmente, ha resistido los embates de la 4T y se ha negado a que la institución patrocine los caprichos del Ejecutivo.

Por eso se irá.

Y ya desde ahora comenzaron las apuestas sobre el sucesor que, de acuerdo con López Obrador, se tratará de “un economista con dimensión social, muy partidario de la economía moral’’.

Por currículum, podrían ser el propio Gerardo Esquivel o el secretario de Hacienda, Arturo Herrera.

Pero con el Presidente no se sabe; igual hay un ingeniero agrícola manejando Pemex -con los resultados que todos conocemos-, por lo que podría haber una sorpresa al final del año.

Se aceptan sugerencias.

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A quienes se preguntan por qué Morena cae en las preferencias electorales, debería recomendarles escuchar el audio de la candidata de ese partido a la presidencia municipal de Metepec, Estado de México, Gabriela Gamboa Sánchez.

En un audio de profusa difusión, se escucha a la muy educada morenista amenazar con “hacerle algo’’ a la hija de su rival, el candidato panista Fernando Flores Fernández, y de arreglar sus diferencias “a putazos’’.

Así como Morena hizo un hashtag cuando se difundieron imágenes del hijo menor del presidente López Obrador, Gamboa debería aprender que “con los niños no’’.

Por cierto, ya fue presentada una denuncia en su contra en la Fiscalía estatal.

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Otra candidata de Morena, Celia Maya, aspirante a la gubernatura de Querétaro, denunció que su equipo de campaña fue atacado cuando realizaba un mitin en el poblado de La Valla, en San Juan del Río.

Un video subido a las redes por un reportero local muestra que el zafarrancho inició por un incidente de tránsito debido a que se cerraron las calles que confluyen al centro de la población, lo que enojó a algunos pobladores.

Estos se enfrentaron con los militantes que resguardaban el paso vehicular al evento y ahí se armó el San Quintín.

La exmagistrada, sin duda una buena persona, no pinta en Querétaro, en donde incluso el candidato de Fuerza por México, el empresario Juan Carlos Martínez, la rebasó en las preferencias electorales.
Calladito, sin hacer escándalos.

LEG