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Foto: Pixabay Un pulpo llamado Marshmallow reposa en el fondo de su tanque y de pronto cambia de color  

Un pulpo llamado Marshmallow reposa en el fondo de su tanque y de pronto cambia de color. De un pálido blanco verdoso pasa a marrón y luego a naranja, mientras sus músculos se sacuden, sus ventosas se contraen y sus ojos cerrados se mueven.

El momento fue capturado en una filmación de científicos brasileños que esta semana publicaron un estudio en la revista iScience, según el cual el sofisticado cefalópodo experimenta al menos dos tipos de sueño.

Uno de esos estados, al que llamaron “sueño activo”, parecido al sueño de movimientos oculares rápidos (REM) de mamíferos, pájaros y algunos reptiles, despierta la intrigante posibilidad de que, como los humanos, los pulpos sueñen.

“Los pulpos son únicos en lo que hace a su complejidad tanto de conducta como neuronal”, dijo Sidarta Ribeiro, neurocientífico del Instituto del Cerebro de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte, en Brasil.

Para Ribeiro los pulpos son los invertebrados de cerebro más complejo. “Sin embargo, son muy diferentes a nosotros”, aclara.

Para estudiar los patrones del sueño de los pulpos los investigadores filmaron permanentemente a cuatro de ellos en sus tanques durante varios días y luego analizaron las imágenes.

Observaron que durante el “sueño en calma” permanecían quietos, con su piel pálida y las pupilas contraídas totalmente. Sin embargo, durante el “sueño activo” cambiaban radicalmente de color y textura de piel, se agitaban y contraían y sus ojos se movían.

El patrón era cíclico. El período de calma duraba 6 o 7 minutos y luego venía un momento activo de 40 segundos y se repetía la secuencia en periodos de 30 o 40 minutos.

Ese ciclo podía repetirse o el pulpo podía despertar, pero normalmente volvía a dormir 30 o 40 minutos después. En total, dormir le insumía la cuarta parte del día.

Para establecer si esos estados realmente representan sueños, los investigadores diseñaron pruebas de estimulación visual y táctil, indicó la primera autora del artículo, la estudiante graduada Sylvia Medeiros.

La primera prueba implicó reproducir un video de un cangrejo en una pantalla colocada junto a los pulpos.

“Cuando están despiertos, dado que el cangrejo es una presa, intentan atacarlos”, dijo. Pero no lo intentaron en los estados en los que se supone estaban dormidos.

En otros tests, los investigadores golpearon con martillos de goma los tanques. Los pulpos reaccionaban y cambiaban de color al estar despiertos, pero no cuando dormían.

 

fahl