Héctor Zagal

Profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana

El 13 de febrero se celebra el Día Mundial de la Radio. La fecha fue elegida por la UNESCO en enero de 2013 para insistir en la importancia de la radio como un medio de comunicación libre y plural. La potencia de la radio, su bajo coste y eficiencia en situaciones de emergencia han permitido que la radio se mantenga presente aún en la época del ‘streaming’.

La historia de la radio involucra, al menos, a cuatro personas: James Clerk Maxwell (1831-1879), Heinrich Hertz (1857-1894), Nikola Tesla (1856-1943) y Guillermo Marconi (1874-1937). Maxwell predijo, a partir de ecuaciones, la existencia de ondas de campos electromagnéticos en el aire y en el vacío. Hertz confirmó las predicciones de Maxwell al construir un emisor y un receptor de ondas. En 1894, Tesla demostró que era posible comunicarse de manera inalámbrica por medio de ondas electromagnéticas, específicamente, por ondas de radio. Nos queda hablar de Marconi, el nombre que está indiscutiblemente ligado a la invención de la radio. En el verano de 1895, en su natal Bolonia, Marconi plantó dos antenas, una receptora y otra transmisora, que le permitieron transmitir ondas de radio a una distancia de 3.2 km y a través de colinas. En 1899 transmitió la primera señal de radio a través del Canal de la Mancha. Dos años después, su sistema de radiotransmisión permitió a Marconi enviar y recibir una sola letra, una “S”, a través del océano Atlántico, desde Inglaterra hasta Canadá. Allí inició todo.

¿Qué tiene de especial la radio? No sólo es un medio de comunicación, sino también de entretenimiento. Para entender mejor esto pensemos en el telégrafo, el medio de comunicación por excelencia del siglo XIX. Este aparato hacía posible compartir información en tiempo real de, por ejemplo, los movimientos del mercado de valores y la posición del ejército enemigo. ¿Cómo lo hacía? A través de señales eléctricas que viajaban por un cable. La radio, en cambio, no necesita cables. Esta ventaja de la infraestructura radiofónica volvió a la radio un medio mucho más barato y, por tanto, capaz de conectar a muchas más personas. Este fue el primer paso hacia la comunicación inalámbrica, esencial en nuestro día a día.

Otra de las grandes ventajas de la radio es que permite una gran variedad de contenido. No sólo transmite datos, como el telégrafo, ni conecta a dos personas, como el teléfono, sino que a través de la radio pueden narrarse historias que lleguen a miles de personas. Las noticas podían transmitirse de una manera más amena, a modo de relato, y surgieron espacios de opinión y debate. Pero no sólo eso, sino que también se abrió un nuevo espacio de cultura para las masas. Ahora podemos escuchar música en nuestros celulares y tenemos acceso a millones de canciones con tan sólo un toque de pantalla, pero antes no era así. Ya no tenías que asistir directamente a donde estaba la orquesta para disfrutar de su música, sino que podías escucharla a través de un radio en la comodidad de tu casa o trabajo. Y no podemos dejar de lado las lecturas dramatizadas que tanto emocionaron a millones de oyentes: las famosas radionovelas. ¿Les tocó escuchar las aventuras de Kalimán en la radio antes de que fuera una historieta? La gente de mi edad recordará el famoso: “Serenidad y paciencia, mi pequeño Solín”… je, je.

La radio también ha servido como un medio masivo de propaganda política y, claro, de publicidad.

Yo, que llevo más de diez años como conductor de un programa cultural de radio, celebro la historia de este medio que me permite acompañar, al menos potencialmente, a todos aquellos que tengan un radio. Y agradezco a todos los que no cambian la estación cuando estoy tras el micrófono. ¡Viva la radio!

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana