Héctor Zagal

Héctor Zagal
(profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana)

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en diciembre del año 2000, que cada 18 de diciembre se celebre el Día Internacional del Migrante. La migración lleva unos años siendo noticia; por un lado tenemos las grandes migraciones hacia Europa provocadas por la guerra civil en Siria y, por otro, la migración latinoamericana que busca cruzar México para llegar a Estados Unidos. Y no olvidemos la migración en la frontera sur de nuestro país. La situación, por donde se le vea, no deja de ser compleja políticamente, y despierta todo tipo de opiniones. La administración de Donald Trump impuso fuertes restricciones a la migración. No sabemos cómo cambiará la situación con el nuevo presidente, pero hay que estar atentos.

La pandemia ha recrudecido los problemas económicos, políticos y sociales dentro y fuera de las naciones. El hambre, la desigualdad, la búsqueda de asilo y el anhelo por una vida mejor no se han detenido. Reconozco que soy afortunado, he podido seguir trabajando desde casa y he podido reducir mi interacción con el exterior al mínimo. Sin embargo, miles y miles de mexicanos no han podido hacer lo mismo. No sólo el personal de salud ha cumplido con su labor de manera admirable, arriesgando con ello su vida, sino también cada persona que trabaja para mantener a su familia.

Creo que quienes hemos trabajado desde casa nos hemos experimentado momentos de impotencia ante esta situación. ¿Qué podemos hacer para mejorarla? Quedarnos en casa. Si no es completamente necesario salir, hay que quedarnos en casa. La solidaridad hoy se traduce en restringir nuestra vida social. Así podemos evitar la propagación del virus y reducir los contagios. Eso está en nuestras manos por ahora.

Ya estamos en época de posadas. No hay que olvidar que, aunque están llenas de júbilo, música, baile, comida y bebida, las posadas son una conmemoración sacra, al menos para los creyentes. Las posadas conmemoran la búsqueda de asilo de María y José, una de las familias más importantes de la historia para la civilización occidental. Aunque este diciembre sea distinto y la medida de cuidado más importante sea mantenernos en casa, reduciendo la convivencia al mínimo, no olvidemos a las miles de familias que todos los días buscan un lugar en el mundo.

Me sigue impactando la reflexión que hizo una iglesia metodista de Claremont, California, sobre la actual situación de miles de familias migrantes. En diciembre del 2019, esta iglesia denunció el terrible panorama de las familias migrantes a través de una instalación que intenta responder a esta pregunta: ¿qué pasaría si José, María y el niño Jesús fueran migrantes hoy? La respuesta de esta iglesia es poderosa y desgarradora: estarían separados por jaulas. Lamentablemente, la imagen no es una exageración; miles de niños han sido separados de sus familias en la frontera sur de Estados Unidos en los últimos años.

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana