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FOTO: ESPECIAL A dos años de ser electo, y uno y medio de estar al frente de la administración federal, la de López Obrador se podría definir como una gestión de “variopintos”, consideró Fernando Nieto Morales  

A dos años de ser electo, y uno y medio de estar al frente de la administración federal, la de López Obrador se podría definir como una gestión de “variopintos”, consideró Fernando Nieto Morales, especialista en administración pública, gobierno y corrupción del Colegio de México, en una entrevista con 24 HORAS.

“Como dice el dicho, gobernar es decepcionar, y esto también aplica para este gobierno. No veo un fracaso absoluto, pero lo cierto es que a dos años no estamos ante la gran transformación que López Obrador prometió en campaña y a inicio de su Gobierno”.

Resaltó que es notable la falta de estrategia para la reactivación económica y el combate a la inseguridad.

En el primer rubro, destacó que no hubo una reforma fiscal, no hay certidumbre para la inversión y aparte el Tratado Comercial México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC); el Gobierno debe tener una estrategia para el mercado interno y doméstico.

El entrevistado señaló dos obsesiones presidenciales que pueden tener consecuencias: “Con el petróleo como palanca de desarrollo, y con la austeridad republicana, que pueden traer costos a largo plazo. Ha llevado al máximo la capacidad de muchas áreas de la administración pública, y esto puede pasar factura”.

Asimismo, dijo que se debería aceptar que se está lejos de alcanzar los indicadores de crecimiento prometidos.

Alertó sobre el debilitamiento de los organismos autónomos, sobre todo los de competencia en mercados y la transparencia.

En materia de seguridad, consideró que eso de atender las causas, se ha quedado en el discurso, pues se necesitan estrategias efectivas, que no se ven.

“Cosas como el Culiacanazo sigue siendo una estampa de la debilidad estructural del Estado y de la toma de decisiones improvisadas en materia de seguridad. La militarización de la seguridad pública con la creación de la Guardia Nacional pues no está rindiendo muchos frutos, ¿entonces cuál es el siguiente paso?”.

Respecto de los proyectos transexenales destacó que avanzan con desdén a las normas ambientales, como el caso del Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas, Tabasco.

Aunque acabar con la corrupción es la promesa de las promesas, consideró que hay bajas “marginales en los indicadores”, pero la corrupción a nivel federal, sobre todo en sector salud, sigue.

De cara a la elección intermedia de 2021, resaltó que sí hay un riesgo de que su partido Morena pierda la mayoría en el Congreso.

“El riesgo que pueda perder la mayoría en la Cámara de Diputados es que tenga una oposición que no le apruebe el presupuesto de egresos, cuando de por sí ya se está trabajando con un presupuesto castigado. Claro, no todo depende del buen o mal desempeño del Presidente y su gobierno, también depende que la oposición presente un proyecto interesante para los electores, y hasta ahorita la oposición está muy descompuesta”.

Si bien resaltó que el mandatario parece tener un gabinete no para escuchar, sino para que ajuste programas y estrategias según sus ocurrencias, consideró necesario hacer unos cambios porque hay gente con perfiles cuestionado que le gana más antipatías que simpatías a su gobierno.

Entre esos cambios enlistó a las secretarias de Energía y Función Pública, Rocío Nahle e Irma Sandoval.

En tanto, destacó que hay piezas que han hecho un buen trabajo como Arturo Herrera, en la secretaria de Hacienda, y Margarita Ríos, en el SAT.

 

TFA