La pandemia del Covid-19 nos ha dejado grandes lecciones de vida, entre ellas el respeto que le debemos a la naturaleza y la necesidad de reflexionar sobre las acciones del humano en el planeta tierra. Motivo por el cual diversas áreas naturales se han visto beneficiadas gracias al confinamiento entre ellas la Laguna de Bacalar en Quintana Roo.

 

La paradisiaca Laguna de Bacalar como diversos lugares alrededor del mundo tuvieron que cerrar sus puertas a los miles de visitantes que acuden todos los días, debido a la pandemia del Coronavirus, situación que resultó benéfica para el ecosistema.

 

Se conoce a Bacalar como la laguna de los 7 colores debido a las hermosas tonalidades que refleja. Se ubica en un municipio con solo 11 mil habitantes, sin embargo, cuando comenzó a llenarse de turismo se empezó a deteriorar; factores como la acumulación de basura y la contaminación por aguas residuales afectaron de manera gradual la tonalidad del agua.

 

 

A causa de esta situación un medio estadounidense publicó un reportaje en 2019 en el que señalaban que la laguna de Bacalar estaba perdiendo el color de sus aguas debido a falta de tratamiento del sistena de drenaje y las fosas sépticas de las residencias cercanas a la laguna, aclarando que esto provocaría la pérdida de especies marinas.

 

Fue hace dos meses que autoridades suspendieron por completo la actividad turística, negandole la entrada a más de 40 mil visitantes, situación que resultó favorable pues especies como reptiles han regresado a su hábitat.

 

Cabe destacar que el ecosistema de la laguna ha mejorado satisfactoriamente desde que las embarcaciones dejaron de circular por el área. Además ahora los habitantes buscan emprender acciones que generen un equilibrio que preserve el bienestar del ecosistema.

 

 

 

MGL