maestro

La educación en tiempos del Covid parece haber acelerado lo que se viene discutiendo desde hace algunos años: la importancia del maestro como generador de conocimientos.

 

¿Hasta dónde y hasta cuándo será necesaria la labor del maestro para la educación formal de los niños y jóvenes en México?

 

Este planteamiento surge del precipitado trastorno del quehacer humano en todos sus ámbitos, la educación no es la excepción.

 

Al menos hasta ahora, concebimos el papel del maestro con su imprescindible presencia física en las aulas dictando cuasi ex catedra conocimientos uniformes para alumnos similares.

 

En un país como el nuestro en el que aún no está resuelta la creciente demanda de espacios educativos y persisten carencias de infraestructura, sobre todo en el que recientemente se inició una reconstrucción a fondo del Sistema Educativo Nacional, cabe entonces la pregunta de inicio.

 

¿Y los maestros, qué tan necesarios son?

 

Un evento inesperado aceleró esta inquietud. La emergencia sanitaria obligó al cierre de las escuelas y se envió a los estudiantes a sus casas.

 

Las autoridades educativas reaccionaron rápido, en cuestión de días montaron una estrategia de educación a distancia, con contenidos por materias específicas para cada grado escolar.

 

Según la SEP, a través de su programa Aprende en Casa, 9 de cada 10 alumnos se conectó a esta nueva dinámica educativa. Es tal el éxito de este programa que ya se está pensando en extender los alcances de la educación a distancia más allá de la emergencia.

 

En este contexto los maestros se estarán preguntando sobre la utilidad y pertinencia de sus habilidades como educadores.

 

La percepción que algunas personas tienen de que no es necesario un maestro para generar conocimientos, es errónea, pues se necesita su capacidad pedagógica para darle rumbo y sentido a la enseñanza.

 

Ante esta realidad, los maestros deben partir de una premisa: más allá de la adquisición de conocimientos, los estudiantes necesitan orientación, una guía que les haga comprensible el mundo que los rodea, y sobre todo, que les motive a su crecimiento personal como seres humanos.

 

Los valores y principios que hacen de un alumno una persona comprometida con sus semejantes, que le hacen sentirse parte de un proyecto colectivo, seguirán siendo transmitidos por los maestros.

 

Los maestros son insustituibles aún en los nuevos modelos educativos que se irán implementando universalmente.

 

Los maestros sin duda tendrán que prepararse y adquirir nuevas y mejores habilidades para enseñar bajo la modalidad que las cambiantes circunstancias lo exijan.

 

En la nueva normalidad, los docentes tienen una gran labor que desempeñar, su vocación y amor por México es imprescindible.