La respuesta en materia económica del Gobierno federal ha sido muy limitada en estos momentos de emergencia por la pandemia del Covid-19.

 

La 4T vive atrapada en telarañas ideológicas de un mundo que ya no existe, pero las ha llevado al poder.

 

Por eso, para los empresarios no hay nada. Porque son abusivos, son esa escoria conservadora que abusa de los recursos del pueblo. No importa si es una tortería o un negocio que emplea a mil personas. Para este Gobierno son los ricos a los que hay que exhibir si se les ocurre llevar a cabo su actividad productiva y a los que quemará en la plaza pública si despiden empleados.

 

Para ellos, nada. No hay respaldo fiscal, no hay planes emergentes. Hay apenas 25 mil pesos prestados si están inscritos en el Censo del Bienestar, sí ese de enorme tufo electoral.

 

Pero si el Banco de México, en pleno uso de esa bendita autonomía, se le ocurre poner en marcha un plan de respaldo a la liquidez del sistema financiero, entones hay la sospecha presidencial, desde ese entramado de telarañas ideológicas, que se trata de un Fobaproa disfrazado que se cocina a sus espaldas.

 

Sí tiene entre los de su equipo quien le pudiera explicar bien las cosas y cómo hace lo correcto el Banco de México, pero se ve que simplemente no se atreven a hacer enojar a quien cree que siempre tiene la razón.

 

Amenaza al banco central con que los estará vigilando, como si esa amenaza pudiera tener algún sustento legal, tratándose de una entidad autónoma. Pero todos entienden que esos límites de lo escrito en las leyes es hoy algo vulnerable.

 

Basta con ver el trato de subordinados que el Gobierno federal dispensa al poder legislativo, que se ha convertido en un eunuco dedicado a cuidar los intereses personalísimos del Presidente y a dar paso a cuanta propuesta reciban de Palacio Nacional, sin chistar y de forma inmediata.

 

Y para ahorrarse el esfuerzo de que sus diputados sigan órdenes, ya preparan una modificación legal para que el Presidente haga lo que quiera con el presupuesto de egresos, sin restricción ni control alguno.

 

Y cuando no está a su alcance meter las manos en lo que hacen los particulares, entonces viene la reacción encolerizada para tratar de tener a todos, absolutamente todos, bajo su control.

 

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) junto con el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) lanzaron un plan privado (pri-va-do) de respaldo a las empresas por 12 mil millones de dólares. La Secretaría de Hacienda no mete recursos, pero tampoco se opone, como tiene que ser.

 

Pero al Presidente “no le gustó el modito” como dos instancias totalmente ajenas a su Gobierno, como el BID y el CMN, se pusieron de acuerdo para tratar de salvar alguna parte de la economía mexicana. Dejando en claro que, para la 4T, nada ocurre sin su consentimiento.

 

Las telarañas ideológicas de la 4T tienen atrapadas a las actividades productivas que sucumben ante esta depresión económica que no sabemos donde puede topar.

       

                                                                                                                                           @campossuarez