El Gobierno federal comenzará este día el experimento de aplicar el programa “Aprende en Casa’’, con el que se busca concluir el ciclo escolar cumpliendo el programa iniciado en septiembre.

Se trata de una estrategia novedosa, en la que se echará mano de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, de la radio, la televisión y el internet.

Las clases serán transmitidas -como programas- en televisión y en los lugares en donde no llegue la señal será a través de las radios comunitarias.

El horario de los programas para los niveles de preescolar a bachillerato está perfectamente organizado, de tal manera que las clases comenzarán desde las siete de la mañana a las dos de la tarde.

Y aunque la responsabilidad de hacer llegar los contenidos a todos los estudiantes es de la autoridad educativa (SEP) y de las asesoría o tutorías de los maestros, el éxito del programa recaerá en los padres de familia.

¿Por qué? Porque los contenidos ya están cargados en las plataformas que se darán a conocer hoy; los maestros tienen ya el instructivo para que los alumnos aprovechen el tiempo pero si los padres de familia no apoyan el programa, los alumnos no cumplirán con las metas de aprendizaje, aunque concluyan el ciclo.

La cuarentena ha cambiado los hábitos y horarios de todas las familias en México; no hay restricciones para dormir tarde ni para levantarse temprano.

Romper con este esquema será difícil y lo será aún más si los padres de familia no conceden al proceso la importancia que realmente tiene.

Porque no se trata solo de aprobar el curso -en España dieron por ascendidos a todos los estudiantes y concluido el ciclo, salvo algunas excepciones-, sino de demostrar que realmente se aprendió.

La SEP a cargo de Esteban Moctezuma tiene en contra la opinión de los expertos, el analfabetismo tecnológico de gran parte de los 26 millones de estudiantes que usan las redes con fines lúdicos y no como herramientas para el aprendizaje y el escepticismo de los políticos.

Pero el programa, si cuenta con el apoyo de los padres de familia, podría resultar un éxito que incluso, en el mediano plazo, obligara a un cambio de roles en sistema educativo nacional.

Suerte.

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Todo parece indicar que la aprobación de la Ley de Amnistía tendrá que esperar mejores tiempos.

Aunque Morena y sus aliados (PT, Verde, y PES) reúnen el número suficiente para hacer el quórum necesario -65 senadores-, es poco probable que todos los senadores del grupo mayoritario acudan no solo por cuestiones de logística sino de salud.

Pero no sólo es el número de legisladores que podrían no acudir al llamado de Ricardo Monreal el que determinará si hay o no hoy sesión en el Senado.

El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, dijo el sábado que de nada serviría aprobar la Ley de Amnistía para contener la propagación del virus.

Si ese era el objetivo y el experto encargado de la estrategia para combatir la pandemia dice que no serviría “de nada’’, no tiene caso el desgaste político.

Otra señal fue enviada por el propio Ricardo Monreal, líder de la mayoría, al reconocer que probablemente no se registre el quórum necesario.

“Y yo no estoy obligado a la imposible’’.

Los coordinadores del PAN, PRI, PRD y MC, condicionaron su asistencia a la discusión de un programa integral para el combate a los efectos económicos de la pandemia, pero la sesión está convocada únicamente para discutir y en su caso aprobar la Ley de Amnistía.