Tras un año y 3 meses buscando justicia, los padres de la menor Giselle Garrido Cruz finalmente pudieron conseguir sentenciar al feminicida Roberto Buendía Díaz con una pena de 83 años y 4 meses de cárcel y una indemnización a la familia de un millón de pesos aproximadamente.

A la audiencia final y resolutiva realizada el 12 de marzo, acudieron personas de diversos colectivos en donde el juez visibilizo las atrocidades cometidas en contra de Giselle Garrido, “una niña de tan solo 11 años de edad, amante del fútbol, de la escuela, de la felicidad, pero sobre todo de la vida”. Antes de finalizar la audiencia en el juzgado Neza-Bordo, Buendía exhortó “Soy inocente y lo voy a comprobar”, por lo que se prevé que haya una apelación.

Los padres de Giselle expresaron con lagrimas en los ojos y una parte de su corazón roto: “decir que era inocente el feminicida de mi hija, no es real, las pruebas científicas dicen todo lo contrario, Roberto Buendía Díaz no vuelve a salir de aquí. Ni con los 83 años nos dan un alivio porque nuestro corazón esta roto, se siente un vació inmenso y tenemos que vivir de esta manera, con este dolor tan grande. Mi niña donde quiera que este sabe que la quisimos y que siempre estuvimos con ella en todo momento. Muchas gracias a toda la gente que nos ayudo y que se hizo justicia.”

Frente al juzgado se encontraban personas esperando a la familia para darles un abrazo y brindarles todo su apoyo, se hizo presente el colectivo Movimiento Popular Revolucionario en donde la vocera Andrea manifestó “No necesitamos un Estado y sistema patriarcal, las autoridades hacen desgastantes los procesos. Unidos podemos lograr las cosas, gracias a toda la gente que esta presente, no estamos solas nos faltan ellas, porque vivas se las llevaron y vivas las queremos, ni una más, ni una asesinada más”

Los padres de Giselle enviaron palabras de aliento a las familias que también son víctimas de feminicidio y desapariciones a que no se rindan, que busquen justicia para que no quede impune ningún delito. “Nuestra vida cambio, no somos la misma familia feliz, tenemos que aprender a vivir sin nuestra hija recordándola como era, feliz y traviesa y que desde el cielo nos cuide”.

 

PL