La galería José María Velasco, establecida en Peralvillo 55, colonia Morelos, se encuentra actualmente exponiendo: Tobogán, una muestra de estilos variados que evoca la idea de la vida rápida y decadente. La presentación aprovecha el tema para relacionarlo con el surrealismo pop, una corriente que presentaba obras oníricas, irreales, reflejos del inconsciente, una conjunción de figuras imaginarias e increíbles.

Un cuadro da la bienvenida al espacio de la exposición. En él hay un paisaje apocalíptico, con personajes infantiloides, pero tétricos. Esa es la obra de Iván Villaseñor, un artista de mediana edad que habla de su obra como un proceso constante de experimentación, de innovación, pero también de una forma de empatizar con la juventud y no soltarla a pesar del paso del tiempo.

El artista ha pasado de usar técnicas como el puntillismo y el realismo a un estilo impresionista con temática surrealista. “Es una carrera de casi 25 años y lo que he procurado en toda la carrera es que haya diversidad. Nunca hubo un cambio abrupto. Si acaso hubo un periodo muy realista, donde prevaleció la pintura clásica, una especie de pintura veneciana y me fue muy bien con ese estilo durante cinco años o seis”, destacó. Como él señaló, en ese periodo llegó a presentarse en la XVI Bienal Tamayo.

Tiempo después volvió a su estilo original, inspirado en el art brut (arte marginal, busca separarse de las instituciones académicas y experimentar técnicas artísticas nuevas), el arte de los niños y de los locos. Ese regreso lo llevaría a profundizar en técnicas más cargadas que se reflejarían en la obra actualmente expuesta, con pinceladas cargadas o con la pintura aplicada directamente, con duyas pasteleras como herramienta.

“He pasado del puntillismo a otros estilos muy obsesivos. El dibujo es de carácter psicodélico-psicológico. Eso es lo que prevalece en mi trabajo desde los años 90”, destacó. Luego añadió que lo que busca es que los colores consternen al espectador. Al respecto, dijo que su inspiración para tal efecto es el arte huichol, que a través de los colores y la composición logra atrapar o persuadir a quien lo ve.

Él retoma la paleta de colores huicholes para sumergir al espectador, pero también para dar la idea de que lo que se ve es un mundo imaginario “ácido”, psicodélico. A su vez, eso también se logra con lo que él llama “líneas concéntricas” y con técnicas como puntillismo sobre puntillismo.

Por otro lado, sus personajes suelen ser aniñados o tener características infantiloides, una forma de empatizar con la juventud, de mantener la trasgresión del espíritu joven en su obra.

“Quedé joven pero el lado maduro sirve para que toda tu fuerza, tu energía, tu creatividad lleguen a buen puerto. Además el arte es una forma de resistencia, de tener un nuevo estilo de vida, de alguna manera, de alguna forma, cuestionar lo que está establecido en el mundo”, expresó.

Iván Villaseñor es maestro de dibujo, arte e ilustración en la Escuela de Diseño del Inbae. Sus obras se pueden comprar contactando personalmente con él mediante Facebook e Instagram como: Iván Villaseñor Castañeda; y en la galería Art Space, en la calle Campeche 251, colonia Roma. Próximamente lanzará la historieta El ojo del ermitaño, las aventuras del patito araña, de editorial Darkhorse.

 

PL