La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), no existe más; RIP.

Lo que vimos ayer durante la comparecencia de su titular, la señora María del Rosario Piedra Ibarra, fue el velorio de la institución presuntamente autónoma que alguna vez fue orgullo de este país.

Nada se habló de los conflictos actuales que tienen que ver precisamente con los derechos humanos: la migración, el derecho a la salud, el derecho a la libre expresión, vamos, aquellos temas que fueron ofertas de campaña del actual Presidente.

Se presumió en cambio, que desde su llegada corrió a la chef de la CNDH, “que tenía plaza de jefa de departamento y no de cocinera’’, dijo.

¿NO es esto un acto de discriminación? ¿Cuánto debe ganar, en opinión de la ombudsperson una “cocinera’’? ¿Una “cocinera’’ no puede aspirar a un salario superior por ser una simple “cocinera’’?

Se nota a leguas que la señora Piedra no tiene la brújula calibrada.

Dijo que la misión de la CNDH durante su mandato será “acabar con los altos sueldos y aumentar las recomendaciones’’.

Esta totalmente equivocada.

Su deber el vigilar y promover el respeto de los derechos humanos; vigilar a los tres niveles de poder para evitar abusos, investigar, acompañar en los procesos legales a las víctimas de violaciones a sus derechos fundamentales.

No es policía de tránsito pensando en aumentar el número de infracciones, en este caso, de recomendaciones, porque no le pagan por destajo.

Y si quedara duda sobre su filiación, dos frases con las que cerró su comparecencia ante diputados y senadores:

“Yo veo que este País está alumbrado por un nuevo aire de esperanza, de confianza, que el miedo de los ciudadanos empieza a desaparecer, a pesar de la adversidad y de todas las lacras que hemos heredado”.

“Yo siento que el pueblo de México es el agradecido, que se queda con ese nuevo sol que hoy alumbra y del cual esta Comisión quiere seguir siendo parte para impulsar ese cambio en nuestro País”.

Si había dudas, ya nos quedó claro.

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De algo sirvió la comparecencia de la presidenta de la CNDH.

Resucitó al otrora muy protagonista ex presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, quien desde que asumió como diputado se ha encargado de mantenerse inmóvil y de tratar de pasar casi desapercibido, no vaya a ser la de malas.

En igual circunstancia se encuentra el otrora influyente “primer compadre del país’’, el mexiquense Luis Miranda, cuya presencia en la Cámara de Diputados es casi una leyenda urbana: no se mueve.

Ya se ve cómo por qué el PRI en San Lázaro es un remedo de oposición.

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Otra de las incongruencias de los defensores de la 4T.

El coordinador de los diputados de Morena, Mario Delgado, impulsor de la desaparición del Seguro Popular y la creación del Insabi, fue a realizarse un check up a un prestigioso y caro hospital privado.

Dijo que lo hizo “porque no sabía que en el ISSSTE se realizaba ese estudio’’ -aquí puede reírse del pretexto-.
Esta visto que a los morenistas enemigos del liberalismo les gusta criticar pero también disfrutar de sus beneficios: compras en  malls de primera, partos en Houston, chequeos médicos en hospitales privados…