El Museo Nacional de la Culturas Amigas recibe al espectador en su patio. Hace frío. Todos están tapados de pies a cabeza, todos menos las bailarinas y un Santa Claus. Ellos visten con flores en coronas o en el estampado de una camisa. Ninguna es indumentaria que abrigue del frío, portan prendas de otras tierras donde siempre hace calor, donde el clima rara vez baja a menos de 15 grados centígrados.

Acabado el evento, una mujer de mediana edad vestida con las ropas ligeras de Hawái brinda la entrevista, se trata de la directora de la academia de danzas polinesias Ka moana hulani, Betsy Ramírez Rico.

Ella destacó cómo se dio el proceso de evangelización en las islas del pacífico, el sincretismo entre las culturas polinesias y la estadounidense y la importancia de seguir difundiendo las tradiciones de la zona.

Para la directora, en la zona entre Hawai, Rapa Nui y Nueva Zelanda, también llamada Polinesia, no hay como tal una tradición que se pueda asemejar tanto a la Navidad, no existe comparativo como si pudiera ser el nacimiento de Huitzilopochtli azteca o las Saturnalias romanas, pero sí hay algo similar respecto al mensaje de amor y paz:
“Entre los isleños había guerras y peleas, pero había una época de cuatro meses, aproximadamente, donde ellos dejaban de pelear e, incluso, entre todas las castas para poder cosechar, porque sino de la guerra se morían de hambre. Entonces, esos cuatro meses que tenían de convivencia era como un momento de paz pero coincidió con la llegada de los misioneros y […] empezó a celebrarse Navidad, es por eso que ahora se dice ‘Ka liki maka’, feliz navidad”, explicó.

Posteriormente, las danzas originales se combinarían con las canciones y costumbres de Estados Unido y a esas se les llama hapa haole, expuso la directora. Esas fueron la mayoría de las representaciones que se bailaron en el evento del domingo.

Como señaló la directora, la danza adquiere una importancia más allá del espectáculo en las culturas del pacífico, ya que es la forma de preservar sus tradiciones y mitos fundacionales. No por eso, la tradición oral pierde valor:

“Todo lo que se llama meles son los cantos y hay canciones que son solamente a capela y están en idioma hawaiano, Olelo, son canciones para llevar a cabo las ejecuciones [dancísticas]. Incluso, a veces, se canta antes de las danzas, que es el mele para pedir permiso, para alabar a los dioses y ya después se ejecuta [la danza]”.

Sin embargo, también subrayó que las tradiciones polinesias fueron censuradas al momento de la evangelización, de modo que la vestimenta fue modificada y las danzas modificadas a versiones más tranquilas. En ese proceso se prohibieron las exhibiciones culturales y fueron borradas muchas tradiciones.

“Después llegó un rey, David Kalakawa, al que se le llama el Monarca feliz. Él hizo muchos viajes por el mundo, a Inglaterra y Francia, estudio en Europa y se dio cuenta de que en otros lados existían símbolos y tradiciones […]. Cuando regresa a su isla permite que vuelva a ver danzas y por eso hay muchas canciones que son dedicadas a David Kalakawa. En el mes de abril hay un festival exclusivo para que puedan celebrarlo y agradecerle y se le llama merrie monarch”, contó.

La directora destacó que en la academia de baile polinesio Ka moana hulani también les enseñan el Olelo y que las clases las imparten maestros nativos, de esa forma tratan de rescatar el legado cultural de las culturas del pacífico, llevan realizándolo desde hace más de 13 años.

Según anunció, buscan lograr que los alumnos vayan a intercambios culturales y viajes a Hawái, por lo que ahora organizarán kermeses y eventos recaudatorios para financiarse.

 

PL