Faltan políticas públicas por parte de los Gobiernos de la Ciudad de México y federal para que los jóvenes dejen de cometer delitos, dijo Jimena Cándano, directora general de la Fundación Reintegra.

“Cuando tus políticas son asistencialistas y clientelares el mensaje que le mandas a la persona es que tú lo único que vales son estos 100 pesos que te doy, porque no puedes generar más.

“El mensaje es muy perverso, daña mucho a la persona y no genera opciones de empleo, emprendimiento o capacitación. No es, además, integral”, expresó en una entrevista con 24 HORAS.

La activista informó que la Fundación Reintegra trabaja con 230 adolescentes que delinquen al año en promedio, donde la mayoría de los chavos están en medidas cautelares y el 96% no vuelve a reincidir.

La organización opera desde hace 36 años y mediante tres programas de prevención del delito busca dar una segunda oportunidad a los jóvenes. En 2013 registraron una tasa de éxito de 96% en la reinserción de quienes cumplieron su medida cautelar con ellos.

¿Estarían de acuerdo en la propuesta del Gobierno de reducir la edad penal?

-Jamás. Ni queremos hablar del tema para que no se les vaya a ocurrir. La verdad tenemos una Cámara de Diputados y un Senado ultra punitivo. Sería un regreso muy grave, además de violatorio a la Convención de los Derechos de las Niñas y los Niños, y a todos los tratados internacionales de los que México forma parte.

Si queremos que los jóvenes dejen de cometer delitos, debemos trabajar desde la primera infancia. Y sobre todo, tener muy claro que la prisión es el último recurso, por el daño que genera.

Las posibilidades de que un chavo se reinserte tras haber estado privado de la libertad son muy complicadas, y las posibilidades de que no vuelva a cometer un delito si no lo estuvo son muy altas.

¿Cuál es la causa de que un joven delinca?

-La comisión del delito es multifactorial, al igual que la prevención. Hay factores de riesgo que acercan más a este tipo de conductas, por ejemplo: consumo de sustancias psicotrópicas, la violencia familiar, en la comunidad o en la escuela; falta de oportunidades y el ambiente en el que viven. Estamos hablando de comunidades donde la delincuencia está normalizada.

La cárcel está llena de personas que la única opción que ven en su alrededor es esa, porque así crecieron, porque su familia y vecinos lo hacían, era la forma de pertenecer y de sobrevivir.

El presidente López Obrador ha dicho que los lugares donde hay más pobres son donde hay delincuencia. ¿Qué opina?

-No. Si uno se fija, el norte es donde tenemos más violencia del crimen organizado, y es la parte más rica del país. En 36 años (de trabajo) nos hemos dado cuenta de que no es pobreza extrema. Con los chavos que trabajamos sí están debajo de la línea, pero no todos. Muchos tienen papás que son comerciantes, que tienen trabajos, simplemente no pueden acceder a los lujos que les gustaría. Nosotros lo vemos más enfocado al tema de oportunidades; por ejemplo, en la colonia Guerrero no hay educación media superior.

¿Desde cuándo se agudizó la violencia?

-Parte es la criminalización: por ser joven y por tu aspecto. Sin embargo, desde el sexenio de Felipe Calderón al empezar la lucha contra el crimen organizado se le da visibilidad a este tema que ya estaba. En la gestión anterior, por la moda en que se pusieron las narco series, donde los jóvenes quieren ser narcos, y el grado de impunidad creció a tal grado que los chavos se dan cuenta de que es difícil que los atrapen. La narcocultura es algo que le ha hecho mucho daño al país en todos los sentidos.

¿Actualmente cuántos jóvenes enfrentan un proceso penal?

-Son 15 mil adolescentes cumpliendo alguna medida cautelar en todo el país. Equivale a la población del Reclusorio Preventivo Norte.

El porcentaje de delitos que cometen los jóvenes es 90% hombres y 10% las mujeres. Antes, los delitos que las mujeres más cometían estaban relacionados con temas pasionales, sobre la tutela de los hijos, robar comida para alimentarlos… Ahora, están relacionados por haber sido utilizadas como “mulas” (transportar droga). Casi siempre viene de causa de un hombre.

¿Quién es el responsable de que comiencen a delinquir?

-Hay varios responsables, pero yo empezaría por el Gobierno y sociedad, por el abandono en el que los hemos dejado. También hay una parte de naturaleza, que no es justificación, el cero miedo a no medir las consecuencias que en esa etapa colabora mucho. Pero lo que más influye es la impunidad, el saber que no va a haber alguna consecuencia ni en tu casa, ni en la comunidad ni con la autoridad.

¿Los Centro de Prevención Juvenil ayudan a reinsertarlos a la sociedad?

-En el país falta muchísimo para tener verdaderos modelos que trabajen en reinserción. Privar de la libertad a un adolescente siempre lo va a perjudicar. Si uno logra sacar a un chavo igual de como entró, ya es un avance. Definitivamente el tenerlos privados de la libertad siempre afecta; claro, hay lugares que están mejor que otros, pero el internamiento daña mucho al adolescente.

¿Cómo educar para que sean jóvenes de paz?

-Primero, tratándolos como una persona, suena muy básico, pero no lo hacemos.
Hay que verlo desde la primera infancia, si no hay espacios seguros donde se queden esos niños cuando sus madres salen a trabajar buscan un lugar donde dejarlos. Después, formemos jóvenes que tenga voz, donde los escuchemos y tengan oportunidades para desarrollarse de manera positiva, que vayamos abriéndoles las puertas; y eso es con comunidades, hogares y escuelas seguras, donde no haya violencia, bullying, drogas y/o maltrato.

¿En México se han perdidos los valores?

-El primer valor que hemos perdido o que se ha perdido como Gobierno es que nada más nos preocupamos por los que votan, como sociedad nada más nos preocupamos por nuestro entorno. Hemos dejado de ser empáticos.

¿Cómo realiza Reintegra la reinserción?

-A los chavos les realizamos un diagnóstico individualizado y partir de ahí vemos qué necesita él y la familia. Además, nos llega la sentencia del juez, en la que marca los temas tenemos a trabajar. Hacemos un cruce de información.

Tenemos terapia grupal, familiar, taller de teatro, de capacitación laboral, club para tareas y de emprendimientos. Lo principal es que vean esto como una oportunidad y no un castigo.

¿Cuáles son los retos de Reintegra?

-Sobrevivir en este ambiente hostil hacia las organizaciones de la sociedad civil y en esta parte económica donde todo el mundo está nervioso y no están fluyendo donativos.

Lo siguiente es lograr tener un negocio en el que podamos capacitar a los chavos para que aprendan habilidades laborales antes de lanzarlos a ese mundo.

Poder empezar a trabajar con al menos dos estados cercanos a la Ciudad de México, a través de una organización o de un gobierno que tuviera el interés; y la otra es empezar a crear modelos para trabajar desde primera infancia.

LEG