Los encargados de la seguridad nacional se reunirán hoy con el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau.

El viernes pasado, un día después de los hechos violentos registrados en Culiacán y luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador informara de una llamada que tuvo con Donald Trump, el representante norteamericano tuiteó en cuenta oficial:

“El presidente Trump llamó al presidente López Obrador esta mañana para destacar nuestro apoyo total a la lucha contra el crimen organizado. Dediquemos nuestra energía a derrotar a los delincuentes que nos amenazan a todos. Juntos podemos”.

Al día siguiente, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, informó de una plática con el embajador en donde se pidió “congelar” el tráfico de armas de Estados Unidos a México.

Esa fue, digamos, la versión generosa posterior a los hechos en los que un objetivo primordial para la justicia estadounidense, Ovidio Guzmán López, fuera detenido y después liberado por la patrulla de la Guardia Nacional que lo había detenido.

La reunión de este día con los secretarios de la Defensa, la Marina y de Seguridad Cuidadana no tendría sentido, después de la llamada de Trump y el tuit de Landau, si el gobierno de Trump no se encontrara insatisfecho con los hechos del jueves pasado.

Trumpo no iba a salir públicamente a descalificar a su “aliado”en el tema de la migración –según la cuenta de Ciro Gómez, van 37 veces que agradece a López Obrador por las “27 mil tropas” que tiene México en sus fronteras para desalentar la migración centroamericana a su país-.

Pero es seguro que no le gustó el descenlace de esta operación fallida.
¿Van los encargados de la seguridad nacional a dar explicaciones o a pedir mayor colaboración para el combate al narco?

Porque ayer el presidente López Obrador dijo que su gobierno es humanista, que no combatirá “el fuego con el fuego” a pesar de que lo que digan los conservadores –entre los que seguramente se encuentra Trump-, porque su Gobierno es distinto.

Ya vimos que sí.

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El presidente López Obrador confesó que se siente bien en Oaxaca, estado que más ha visitado durante su gestión.

El fin de semana estuvo nuevamente en el territorio que gobierna Alejandro Murat, con quien sostiene una relación productiva tanto para la Federación como para el estado mismo.

El viernes pasado, López Obrador anunció la federalización de los servicios de salud del estado, lo que en términos llanos significa que le quitó a Murat una carga presupuestal de unos mil millones de pesos al año y unos 6,000 millones de deuda acumulada en el sector.

Murat agradeció a López Obrador “la sensibilidad” del jefe del Ejecutivo quien recorrió los 80 hospitales que pertenecen al programa IMSS-Bienestar.

Hoy por cierto, se presentará el Plan Nacional de Salud, y entre sus compromisos está el de convertir al hospital regional de Tlaxiaco en un hospital de alta especialidad en marzo del próximo año.

Tanto amor a Oaxaca comienza a despertar los celos de otros gobernadores…y de algunos secretarios de Estado.

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El ex presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Manuel González Oropeza, envió una carta al Presidente de la República en la que expresa su deseo por contender por el cargo de magistrado que dejó vacante Eduardo Medina Mora.

González Oropeza tienes las cartas credenciales para disputar el cargo, desde su carrera en el poder judicial hasta la docencia.

Pero tiene enfrente una corriente que trata de impulsar, a toda costa, la llegada de una mujer a la Corte, malinterpretando el principio de equidad de la ley.