Rusia y China utilizaron su derecho al veto para bloquear la propuesta de Bélgica, Alemania y Kuwait sobre un cese al fuego por razones humanitarias en Idlib, Siria, que sería a partir del 21 de septiembre.
Ambas naciones presentaron su propia versión de la resolución, que también incluye un cese del fuego en Idlib, pero a partir de la medianoche del 20 de septiembre, aunque con la insistencia de mantener la operación antiterrorista en la región.
“El cese de hostilidades no se aplicará a operaciones militares contra individuos, grupos, empresas y organizaciones asociadas con grupos terroristas, catalogadas como tales por el Consejo de Seguridad”, indicó la propuesta de Rusia y China pero Estados Unidos, Francia, Reino Unido y otros miembros del Consejo de Seguridad de la ONU se opusieron.
El 1 de agosto entró en vigor un alto el fuego en toda la gobernación de Idlib, sin embargo, tres días después las fuerzas sirias reanudaron sus operaciones antiterroristas debido a que los grupos armados aprovecharon la tregua para atacar al ejército y las zonas pobladas en esa región.
De acuerdo con el portal ONU noticias, desde el alto al fuego anunciado por Rusia, el pasado 30 de agosto, en la zona de distensión en la provincia siria de Idlib, se ha producido una disminución de los combates en comparación con el período transcurrido desde finales de abril, cuando comenzó la escalada militar.
Así lo anunció este jueves ante el Consejo de Seguridad la subsecretaria general de la Organización, Ursula Mueller, durante una sesión sobre la situación humanitaria en el país árabe.
“Es fundamental que continúe el necesario respiro para los civiles, que se facilite el acceso humanitario sin trabas a todos los necesitados y se respete la actual situación de protección de infraestructura civil”, dijo la funcionaria de la ONU.
Destacó que persisten signos preocupantes de inseguridad, ya que las fuerzas terrestres prosiguen con el intercambio de proyectiles en el sur de Idlib y en el este de Latakia.
De mayo a agosto unas 400 mil personas tuvieron que abandonar sus hogares en el noroeste del país, con múltiples desplazamientos a sus espaldas.
La situación de alojamiento es preocupante debido a que el aumento de la demanda y la escasez de oferta provocan que muchas familias no puedan pagar alquileres en las zonas urbanas, lo que llevó a unas 600 mil personas a vivir en tiendas de campaña, campamentos o emplazamientos para desplazados internos.
Mueller señaló que las agencias humanitarias estiman necesario 68.4 millones de dólares adicionales para enfrentar el alojamiento, la inseguridad alimentaria y de explosivos no detonados y al respecto dijo que más de diez millones de civiles en Siria se enfrentan a esta “amenaza” pues viven en zonas expuestas a ese peligro.
Además apoyó los pedidos para que las partes en conflicto permitan la remoción de municiones y artefactos explosivos no estallados, a realizar actividades de sensibilización sobre los riesgos y garantizar el respeto y la seguridad del personal humanitario que lleva a cabo las actividades de remoción.
CS