Amnistía Internacional (AI) denunció este jueves a las fuerzas de seguridad de Hong Kong de cometer arrestos arbitrarios, palizas brutales y hasta torturas contra los manifestantes antigubernamentales que inicialmente protestaban contra el proyecto de ley de extradición a China.
Una investigación de AI documentó un patrón alarmante de tácticas imprudentes e indiscriminadas de parte de la Policía de Hong Kong contra los manifestantes, así como pruebas exclusivas de tortura y otros malos tratos bajo custodia.
Después de entrevistar a casi una veintena de detenidos y recopilar pruebas y testimonios de abogados, trabajadores de la salud y otros, la organización exigió una investigación inmediata e independiente sobre las violaciones que se fueron agravando desde que comenzaron las protestas en junio pasado.
“Respuesta de mano dura de control de multitudes de la policía de Hong Kong en las calles ha sido transmitido en vivo para que el mundo lo vea. Mucho menos visible es la gran cantidad de abusos policiales contra los manifestantes que tienen lugar fuera de la vista”, dijo Nicholas Bequelin, director de AI en Asia Oriental.
AI ha documentado casos de detención arbitraria e ilegítima, así como otros en los que la Policía negó o retrasó el acceso de las personas detenidas a asistencia de un abogado y atención médica.
Más de mil 300 personas fueron arrestadas durante las protestas que comenzaron a principios de junio pasado por las enmiendas legislativas propuestas que habrían permitido la extradición a China continental.
De acuerdo con las víctimas de las atrocidades policiales, la violencia se produjo con mayor frecuencia antes y durante los arrestos, pues fueron severamente golpeados con porras, incluso fueron torturados.
Un hombre detenido en una estación de policía después de su arresto en una protesta, relató a AI que después de negarse a responder a una pregunta de admisión policial, varios agentes lo llevaron a otro sitio para golpearlo.
“Sentí que me golpeaban en mis piernas con algo realmente duro. Entonces un [oficial] me dio la vuelta y puso sus rodillas sobre mi pecho. Sentí el dolor en mis huesos y no podía respirar. Traté de gritar, pero no podía respirar y no podía hablar”, explicó.
En otro de los casos, otro detenido aseguró que un policía le amenazó con aplicarle descargas eléctricas en los genitales si no desbloqueaba el teléfono para inspeccionarlo. “Estaba asustado de que el oficial pudiera seguir adelante, como los tiempos son tan locos, supongo que todo es posible”, dijo.
jhs