Jocelyn Valentín Dentro de los pasillos de la Feria, se podían encontrar visitantes nacionales e internacionales  

Desde el 28 de agosto y hasta el 1 de septiembre, la plancha del Zócalo de la Ciudad de México se ha convertido en sede de la VI edición de la Feria de las Culturas Indígenas, pueblos y barrios originarios de la Ciudad de México.

Esta tiene como propósito dar a conocer la variedad de culturas que se encuentran inmersas dentro del país. Algunos de los estados invitados son, Oaxaca y Veracruz, con las comunidades otomí, totonaca y náhuatl. Al igual que la alcaldía de Xochimilco con el pueblo de Santa Cruz Acalpixa.

Más de 1000 expositores muestran sus artesanías, productos textiles, joyerías, bebidas y platillos típicos de las regiones, desde las famosas tlayudas, cemitas y tacos de asada, hasta aquellos que son poco inusuales dentro de la capital, como las chicatanas (hormigas reinas), arañas de milpa, chinicuil (gusano rojo de maguey), alacranes, y los famosos chapulines provenientes de la región de San Jerónimo de Tlacochahuaya, Oaxaca.

Para ser expositor en la Feria se solicitó a los participantes ser originarios de pueblos indígenas, pueblos originarios de la CDMX, o hablar una lengua indígena.

Además, dentro de la Feria existe un área reservada a la medicina tradicional, en donde se pueden encontrar camas para masajes y módulos donde se ofrecen limpias con hierbas, diversas plantas para tés, pomadas y hasta lectura del maíz.

De igual manera, no se puede dejar de lado la música y el baile, que se ven reflejados en el kiosco colocado en un extremo de la feria, en donde diversos artistas se presentan durante la jornada para llenarla de color y goce.

 

PL