Apenas con 18 años y Ernesto Borges ya va a emprender la aventura de ir a otro país para terminar su formación como beisbolista. Hace unos días se hizo oficial la firma del contrato que lo vincula con los Yankees y antes de que ponga marcha a su nueva etapa, Ernesto platicó con 24 HORAS y nos compartió las sensaciones de esta nueva aventura.

“Me siento muy feliz y emocionado por lo que se viene. También con nervios, porque es algo increíble, pero estoy bien, y espero hacer un buen papel por allá”, dijo.

Hizo un recuento de cómo se llevó a cabo este ascenso en su joven carrera. “Se dio muy rápido, porque el jefe de scouts de Pericos de Puebla, Humberto Soto, me vio y me quiso para la organización. Me vio potencial y me llevó a la Academia del Carmen en Nuevo León, para que siguiera mi desarrollo. Estuve ahí desde mayo hasta que terminó la temporada. Me estuve fogueando y había varios scouts viéndome, pero fue Raúl González de los Yankees quien pujó más por mí”, comentó Ernesto.

Le pedimos que recordara sus inicios y el momento en el cual percibió sus habilidades para lanzar. “Empecé a lanzar desde los nueve o 10 años en la Liga de Yucatán con un equipo llamado Corregidores. Ahí fue que me comenzó a gustar más el pitcheo, porque yo era más bateador. Y cuando me di cuenta de que tenía un buen brazo fue a los 13 años cuando firmé con Sultanes de Monterrey”, explicó.

Nos desveló también su etapa como jugador de cuadro y con el bate. “Jugaba de shortstop, primera base y jardinero central. Siempre fui más bateador que pitcher, pero si ahora me dan a escoger, elegiría ser pitcher, aunque uno que batee”, indicó.

Ernesto se ilusiona con grandes cosas y las expresó convencido de realizarlas. “Yo me veo en unos tres o cuatro años debutando y quedarme en Estados Unidos. Esa es mi meta. Si después termina mi etapa en Grandes Ligas, no estaría nada mal jugar en la Liga Mexicana de Beisbol, estaría muy agradecido”, comentó.

Se mostró con timidez al resaltar sus cualidades, aunque nos compartió lo que le han dicho sus entrenadores y scouts respecto a su talento. “Lo que me han dicho es que mi extensión y mi fluidez en la loma al momento de jugar. Es algo que lo especial en mí, ya que siempre me mencionan: ¿cuándo has visto que un pitcher haga lo que tú haces? En tonces creo que son mis principales cualidades”, aseguro el lanzador que mide 1.90 m de estatura.

Sus referentes

Como todo joven, Ernesto tiene ídolos. Recordó el primero cuando era muy joven y los que tiene ahora. “Tuve varios, aunque los gustos cambian. De muy pequeño me gustaba mucho como lanzaba Tim Lincecum. Él se me hacía muy inteligente cuando se paraba en la loma y enfrentaba a cada bateador. Tuvo varios Cy Youngs y juegos sin hit ni carrera. Ahora está desaparecido y me gustaría que volviera. Ahora mismo admiro a Clayton Kershaw y Justin Verlander y me gustaría ser como ellos, tal vez mejor. Alguien que me motiva mucho es Jackie Robinson por su actitud de que nunca cayó”, señaló.

Su repertorio

Respecto a las armas que emplea para dominar a su adversarios, Ernesto nos indicó sus favoritas. “Él más efectivo sería mi recta. Es lo que más lanzo y el pitcheo que mejor controlo, pero si hablamos de dominar o ponchar sería mi cambio o mi slider”, señaló Ernesto, y al preguntarle con cuál de estos tres pitcheos se siente más cómodo, no titubeó. “Mi recta pegada. Romper bates”, anadió entre risas.

No todo es beisbol en la vida de Ernesto, por lo que nos dijo qué hace fuera del diamante. “Jugar videojuegos, ver ánimes y escuchar música”. También especificó qué es lo que más le gusta jugar. “De todo un poco. Juegos de acción, de plataforma, de peleas, de deportes. Soy muy aficionado a ese tipo de cosas”, compartió Ernesto.

Como el primer producto de exportación de la nueva administración de Pericos de Puebla, Ernesto se mostró agradecido del trato que le dieron en todo momento para cumplir este sueño. “Me trataron muy bien. Cuando fui a firmar el contrato me trataron de maravilla, y además confiaron en mí. Es algo que no lo encuentras en todas partes. A pesar de que ya no les pertenezco, me dijeron que tengo las puertas abiertas del equipo para lo que necesite”, dijo.

Sobre cómo es que él ya consiguió la oportunidad de ir al mejor beisbol del mundo, mientras otros jóvenes se han quedado en el camino, Ernesto dio su punto de vista. “En México hay talento, lo que falta mucho son los deseos de querer triunfar. Yo lo viví en la academia con muchos compañeros que lanzaban más fuerte que yo, pero la mentalidad los hundía. Cuando iban a verlos los scouts no lanzaban como siempre. Cuando tu actitud es buena todo sale bien, y cuando tu actitud no es la adecuada tus cualidades bajan”, apuntó.

Ernesto se despidió revelando sus metas a futuro como persona y deportista. “En lo personal quiero ayudar a otros, especialmente a los niños. Yo fui un niño y admiraba a los profesionales y yo quisiera ese profesional que ellos admiren y ayudarlos. En lo deportivo quiero estar en el libro del Salón de la Fama de las Grandes Ligas”, concluyó.

Número

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