Consumir menos carne, frenar la deforestación o cambiar la manera en que se trabaja la tierra, ayudaría notoriamente a reducir los efectos nocivos del cambio climático en el planeta, así lo expuso un informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Los especialistas se enfocaron en distintos temas vinculados con esta problemática mundial: su estado actual, los riesgos que se derivan y las propuestas de políticas para resolver la situación. La desertificación, degradación de la tierra y seguridad alimentaria son puntos principales del estudio.

La disponibilidad y acceso de alimentos se verán cada vez más afectados por el cambio climático a través de la disminución del rendimiento agrícola, con el aumento de los precios, la reducción de la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro.

Eduardo Calvo Buendía, Presidente adjunto de uno de los grupos de trabajo del Panel, aseguró para noticias ONU que:

“Lograr dietas más balanceadas nos puede ayudar tanto a adaptarnos al cambio climático como a limitarlo, porque existen alternativas que van a requerir menos agua y menos uso del suelo que otras”.

El miembro del grupo aclaró para otro medio que “no existe prejuicio contra la proteína de origen animal, incluida la vacuna, siempre que sea, como afirma el reporte, producida en sistemas resilientes, sostenibles y de bajas emisiones”.

Actualmente casi un tercio de las emisiones humanas de gases de efecto invernadero están relacionados al sistema alimentario.

“Estamos hablando no sólo del aspecto productivo sino también del procesamiento de los alimentos, su transporte, los punto de venta, el tipo de consumo, las pérdidas que se sufren y al mismo tiempo de el desperdicio”, agregó Calvo Buendía .

Uso consciente de la tierra

El experto Hans-Otto Porter, destacó que la utilización de la tierra juega un rol muy importante en el sistema climático y que, la agricultura, la silvicultura y otros tipos de uso representan 23% de las emisiones de efecto invernadero.

“Al mismo tiempo los procesos naturales de la tierra absorben dióxido de carbono equivalente a casi un tercio del emitido por los combustibles fósiles y las industrias”, mencionó Portner.

La tierra que actualmente es usada, además de alimentar a la población mundial, podría proveer biomasa para la energía renovable en el futuro; sin embargo, se necesita una acción temprana y extensa para lograrlo, detallaron los expertos.

Al menos 500 millones de personas viven en regiones que ya experimentan la desertificación, proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente el potencial de producción.

Estas áreas secas son más vulnerables al cambio climático y a los eventos extremos, incluidos: sequía, olas de calor y tormentas de polvo. Todo ello sumado a la presión que representa el veloz crecimiento de la población mundial.

El informe fue preparado por 107 expertos de 52 países y se trata del primero en el que la mayoría de científicos proviene de naciones en desarrollo, las mujeres tuvieron participación de 40%.

Sabías que:

El ganado criado en pastizales de bosques despejados es particularmente intensivo en emisiones; al digerir sus alimentos las vacas producen gran cantidad de metano, potente gas de efecto invernadero.

Si no se actúa rápidamente, todo el planeta se verá afectado por alimentos más caros, menos nutritivos y disrupciones en la cadena de distribución.

Incluso con un aumento de temperatura de 1.5°C por encima de los niveles preindustriales hay grandes riesgos de escasez de agua e inestabilidad en el sistema alimentario.

El estudio destaca que actualmente alrededor de un tercio de comida se pierde o desperdicia.

Los humanos afectamos a más de 70% de la tierra libre de hielo, una cuarta parte de esta se encuentra degradada.

La forma en que producimos alimentos y lo que comemos, contribuye a la pérdida de ecosistemas naturales y la disminución de la biodiversidad.

Frenemos el cambio climático

Si queremos reducir esta catástrofe la clave está en un enfoque de sostenibilidad, señaló el científico  Hans-Otto Portner.

Expertos en salud recomiendan comer entre tres y cuatro raciones de carne a la semana, preferentemente carnes blancas, como las de pollo, pavo o conejo, pues son bajas en grasa

Se aconseja consumir carnes rojas únicamente cada quince días.

Comer más verduras y desperdiciar menos es clave para ayudar al planeta; algunas dietas requieren más agua y tierra, así aumentan las emisiones de gases que elevan el calentamiento global.

Xavier Rodríguez

LEG