Yadhira Carrillo se ha presentado en el Reclusorio Norte para ver a su esposo Juan, le lleva comida, ropa, medicinas y todo lo que necesita; por un lado está la esposa, la mujer, quien lo ama y lo quiere atender y procurar; por otro lado, están las acusaciones por parte de las autoridades, quienes lo están investigando por el supuesto manejo de recursos ilícitos. De ese tema no sé nada, sé lo mismo que todos hemos leído en los periódicos y visto en los noticieros, la parte que me llama la atención son las visitas al penal.

Me asombra la tranquilidad que muestra Yadhira Carrillo, la propiedad y la educación con la que se dirige a los medios, supongo que sus respuestas están supervisadas por los abogados de su marido y por eso se mantiene amable pero al margen.

Yadhira es una figura pública, es una reconocida actriz, respetada en el medio y por eso se muestra siempre muy arreglada. Su discurso es sumamente cuidadoso, pero también veo que su postura es apacible, sin dejar ver sus verdaderos sentimientos, en ningún momento se le ve triste, perturbada o preocupada.

Por supuesto que en su casa habrá llorado, sin duda se habrá quebrado, pero hasta el momento ha logrado dejar el dolor escondido en su casa, porque frente a las cámaras su interés es responder y salir de las preguntas con total ecuanimidad. Me pregunto si por estrategia, no sería bueno mostrar a una mujer frágil y con las debilidades propias del caso, al final el hombre que ama está tras las rejas e imprimirle un poco más de sentimiento podría ser más convincente que la imagen de una mujer fuerte que nunca se doblará ante las acusaciones de las autoridades que terminaron con la libertad de su marido.

Es una simple duda, porque en el caso de Pablo Lyle pasó algo similar, al inicio el actor se mostró guapo, se presentó en traje y gafas oscuras, dentro del juzgado no hizo gesto alguno de dolor, de pesar o de preocupación, parecía un robot; supongo que por consejo de sus abogados, en las últimas audiencias se acercó a la prensa y les dio las gracias por su apoyo y por estar al pendiente, no dio más información, de aquella que no pueda decir, o secretos de su defensa, sólo se mostró más amable.

Y mientras no se había dejado ver, a unos días de su siguiente audiencia, Pablo Lyle apareció con un nuevo look, se cortó el cabello, con una actitud más normal, volvió a agradecer a quienes lo siguen y lo apoyan en estos momentos difíciles y entonces a ojos del público parece que es más humano, se siente que no la está pasando bien y deja entrever quizás un poco de arrepentimiento, al final un hombre murió y dos familias se han visto terriblemente afectadas por un desafortunado incidente vial.

Y aunque los problemas legales se arreglan dentro, lo que sucede afuera cuenta e influye de alguna manera, aunque no sea directamente en las decisiones que pueda tomar el juez, la imagen pública tiene fuerza y de ahí mi preocupación en la frialdad que está proyectando Yadhira Carrillo.

Hay más…, pero hasta ahí les cuento.