Tal vez cuente su pasado jesuita.

Porque antes de llegar a conducir la nueva reforma educativa, Marcos Bucio Mújica tuvo una larga historia polifacética.

Hijo de madre docente –María Guadalupe Mújica fue maestra de primaria-, quien ahora a sus 92 años evoca su labor y le da consejos para trascender.

Futbolista hasta ser suplente de Rafael el Wama Puente en el América.

Religioso a punto de ser ministro de culto católico.

Funcionario público en su natal Sinaloa, legislador y en distintos cargos de la administración federal.

Cónsul de México en El Paso, uno de los lugares donde se dan los mayores cruces migratorios de quienes buscan empleo en Estados Unidos.

Paciente de cáncer.

Victorioso de esa enfermedad por cuyo temor de metástasis renunció en marzo a la titularidad del INEA y se refugió en la Universidad de Guadalajara, mientras se sometía a los exámenes.

Hoy, sin ese mal, es flamante subsecretario de Enseñanza Básica.

SIN VALORES DESDE LA ESCUELA

Con ese bagaje, Marcos Bucio Mújica sentencia:

-Hoy tenemos una sociedad desgarrada por falta de valores.

No es necesario recurrir a muchos datos para saber donde está México:

-Es el lugar 138 en el nivel de corrupción, casi al final de la lista mundial pese a que somos la economía número 14 del orbe… En inseguridad tenemos 40 mil desaparecidos y en homicidios este año rondaremos los 30 mil…

-¿Qué significa eso?

-Además de qué significa, debemos analizar la problemática de las últimas dos décadas. Es falta de valores, el sistema no los inculca y no avanzaremos si no cambiamos de fondo como sociedad, y al frente de todo está la educación.

-Es su responsabilidad…

-Claro.

Su tarea inmediata es “instrumentar cabalmente un Acuerdo Nacional Educativo, llevar una nueva moral a las primarias, a las aulas, cambiar un modelo que no ha funcionado…”.

Por eso escuchó ayer con satisfacción el anuncio del jefe del Control Político en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, de posponer hasta fin de año la discusión de las leyes secundarias de la reforma educativa.

-Esto nos da más tiempo para organizarnos –dice esperanzado.

-Y también a la CNTE de reorganizarse –anoto.

-Bueno, pues todo depende de cómo se vea. Nosotros sabemos lo que tenemos que hacer.

UNA GUELAGUETZA PROFESIONAL

1. Los años pasan para bien en Oaxaca.

La Guelaguetza, esa fiesta centenaria de los nativos en los siete valles, ha evolucionado de una expresión regional para convertirse en un espectáculo de nivel profesional sin serlo.

Los grupos dancísticos ahora se forman con una selección rigurosa de bailarines, vestimenta de alta calidad, conocedores de su tradición y con roce internacional.

Atrás está el apoyo del gobierno de Alejandro Murat, cierto, pero también el esfuerzo de generaciones y miles de personas participantes en su organización y presentación.

Además, hay por fin un auditorio sumamente amplio y digno, con una velaria en un principio desdeñada cuando la construía Ulises Ruiz, pero en la cual hay funciones aunque se desplome el cielo.

2. La salida del superdelegado Carlos Lomelí será benéfica para Jalisco.

El candidato a sustituir al empresario hoy bajo investigaciones es Alberto Maldonado Chavarín, abogado, ex candidato a alcalde de Tlaquepaque, ex diputado y bien relacionado con el gobernador Enrique Alfaro.

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