La decisión del Banco de México (Banxico) de mantener la tasa de fondeo en un nivel de 8.25% es señal de una postura restrictiva ante el elevado nivel de incertidumbre que persiste en el país y en el mundo. Sin duda, el Banxico tiene espacio para reducir la tasa, sobre todo ante la expectativa de que la Fed lo hará en su próxima reunión. Sin embargo, la decisión es fácil de postergar a la luz de la recurrencia de choques no anticipados como la inestabilidad derivada del conflicto migratorio o la renuncia del secretario de Hacienda. Con la postura restrictiva actual, que se traduce en un elevado diferencial de tasas entre México y Estados Unidos, la inflación está dentro del intervalo deseado y el tipo de cambio, aunque con desviaciones transitorias, se mantiene estable.

Una forma de evaluar lo restrictivo del comportamiento del banco central es aplicando la regla de Taylor. Para ello se estima la tasa de fondeo considerando las desviaciones de la inflación de la meta de 3% y la brecha de producto -la diferencia entre el crecimiento potencial y el observado-. El resultado es que hay espacio para reducir la tasa en un cuarto de punto.

Pero la posición monetaria no sólo se define a partir del pasado reciente y del entorno actual. También debe considerarse el mejor escenario futuro con la información disponible hasta hoy. En ese sentido, disminuir la tasa en estos momentos sería un movimiento arriesgado y posiblemente transitorio si, por ejemplo, no cede la inflación subyacente; si Donald Trump reaviva la guerra comercial con China o si en unas semanas vuelve a arremeter contra nuestro país. Ante un mapa de riesgos tan complicado e incierto, el Banxico teme que una posición neutral no dé el respaldo necesario al tipo de cambio para amortiguar choques inesperados.

Este comportamiento se explica porque países como México, que están sujetos a movimientos virulentos de su tipo de cambio, desarrollan el temor de que la depreciación de su moneda afecte la inflación (Calvo y Reinhart, 2000) y tienden a mantener diferenciales de tasas lo suficientemente amplios para desvanecer las fluctuaciones cambiarias lo más rápido posible y así evitar que el sistema de precios se contagie, como ha sucedido hasta el momento.

Hacia adelante, el Banxico podría atemperar su temor de reducir el diferencial de tasas, si: Trump retira su amenaza de imponer aranceles a México; la tregua comercial con China no se descarrila; la Fed reduce su tasa y Estados Unidos y Canadá aprueban el T-MEC.