En el inicio de la segunda década de este siglo, el entonces Presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, promovió ante diversos mandatarios el “Plan África” como respuesta al problema de migración que se presentó en el sur de Europa por aquellos años. La idea apuntaba a emular el Plan Marshall que se implementó por Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial, y que consistió en impulsar la reconstrucción de Europa a través del desarrollo de un paquete de medidas de respaldo económico. Lamentablemente el plan de Zapatero no llegó a consolidarse.

En un contexto histórico, político y económico muy diferente, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, está promoviendo una iniciativa similar para México y Centroamérica, como respuesta a la crisis de migración que se desató hace algunos años y que tiene a nuestro país como lugar de paso hacia Estados Unidos como destino. La iniciativa mexicana fue presentada por el secretario de Relaciones Exteriores, en la cumbre del G20 y tuvo una buena recepción.

Es de congratularse que el secretario de Relaciones Exteriores haya puesto sobre la mesa de los países del G20, por primera vez en reuniones de este tipo, el tema migratorio, más aún, con una propuesta para aliviar un problema de carácter global que puede convertirse en modelo a seguir en otras zonas del mundo.

El planteamiento del canciller Ebrard básicamente considera atraer inversiones que promuevan el empleo y bienestar para la región, además de atacar las causas que obligan a cientos de personas a emigrar. El Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica, como se le ha denominado, incluye 30 recomendaciones de política pública enmarcadas en cuatro ejes; migración, economía y comercio, programas sociales y desarrollo sostenible.

Un logro del canciller mexicano, que es importante destacar, es la inclusión del tema migratorio y la propuesta mexicana en la declaración de los países del G20, como un compromiso y una posición común. Como resultado de lo anterior, en uno de los acuerdos del grupo de países que lo conforman se señala que: “Los grandes movimientos de refugiados y migrantes son una preocupación mundial con consecuencias humanitarias, políticas, sociales y económicas. Enfatizamos los integrantes del G20 la importancia de las acciones compartidas para abordar las causas profundas del desplazamiento y para responder a las crecientes necesidades humanitarias”.

En la declaración, y por la promoción mexicana, se establece el principio de corresponsabilidad para dar una solución al tema migratorio, siempre en el marco del desarrollo y la estabilización de los países y, consecuentemente, de sus habitantes.

Cierro esta colaboración expresando mi reconocimiento y aprecio a Carlos Urzúa y mi apoyo para Arturo Herrera en la encomienda que se le asigna.